Tanto este PAP como el PAP Indígena Intercultural estuvieron entre los 15 finalistas de este galardón bianual que se otorga a participantes de instituciones católicas de educación superior 

Reconociendo la visión socioambiental y su acompañamiento en la conservación de los ecosistemas de los poblados de las subcuencas del Río Ameca y de la Laguna de Atotonilco, la Pontificia Universidad Católica de Chile otorgó el Premio Uniservitate 2024 al Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) San Pedro Valencia del ITESO. 

Este galardón, que tendrá una premiación virtual el próximo 9 de septiembre, fue dado en la categoría de América Latina y el Caribe, en una competencia en la que participaron 125 postulaciones de la región, dando un premio de 5 mil euros a cada experiencia ganadora, recursos que servirán para fortalecer las actividades de este PAP. 

Héctor Morales Gil de la Torre, coordinador del Programa de Incidencia Territorial del Centro Universitario de Incidencia Social (Coincide) explicó que este PAP surgió en enero de 2015, luego de que, en otoño de 2014, se acercaron al ITESO los pescadores del poblado de San Pedro, Valencia, en busca de apoyo al enfrentar una crisis ambiental y social, provocada por un derrame de melaza al río que alimenta la presa del mismo nombre, y de la cual dependen las familias de este poblado para su supervivencia. 

“Este derrame de melaza provocó la mortandad de los peces de la presa y por lo tanto los pescadores y el poblado se quedaron sin su medio de sustento. Hicieron varios esfuerzos por remontar la crisis y en algún punto alguien les recomendó que vinieran al ITESO a solicitar apoyo y decidimos responder a través de un proyecto de aplicación profesional”, explicó.  

No obstante, a lo largo estos años, el PAP fue evolucionando y comenzaron a trabajar con una visión de cuenca más allá de las fronteras político-administrativas. Desde 2017 comenzaron a colaborar, además de con San Pedro Valencia, con las comunidades de San Antonio y San Isidro Mazatepec, Cuxpala, Navajas y Ahuisculco, además de extenderse hacia Tala y al sur trabajando en Zacoalco y Villa corona.  

“El proyecto lo que pretende es, junto con las comunidades, encontrar alternativas para mejorar o conservar los ecosistemas de los que dependen la vida de las poblaciones. La Presa de Valencia es un ejemplo muy claro, de ella depende la vida del poblado de Valencia. La Laguna de Atotonilco es otro ejemplo. De ella depende la vida silvestre de muchas especies, pero también el cultivo de la zona”, destacó.  

La conservación y la recuperación de los ecosistemas de estas cuencas se han centrado en prácticas colectivas especializadas en dos líneas de trabajo: en la gestión hídrica –por medio de monitoreo de la calidad del agua, sistemas de potabilización, saneamiento de aguas residuales o tecnologías alternativas como los humedales artificiales– y en la gestión de residuos –apoyando la resistencia ante la instalación de vertederos estatales en el ejido de Tala, diseñando con las poblaciones estrategia de gestión integral de residuos, o en la conversión de la producción agrícola con químicos a pesticidas y fertilizantes  agroecológicos–. 

Todo esto lo acompañan con acciones transversales de formación, capacitación y sensibilización para las comunidades. Estas líneas de trabajo se sostienen a lo largo de los semestres convocando a estudiantes de carreras con muy diversos perfiles. Actualmente se involucran 25 programas educativos, que van desde Ciencias de la Educación, Comunicación, Política o hasta las ingenierías en Nanotecnología, Biotecnología, etcétera. 

“Se conforman equipos multidisciplinarios que acompañamos los profesores y en acuerdo con las comunidades, vamos avanzando en los procesos que atañen a cada una. Lo que da congruencia a esas intervenciones es esta visión general de cuenca”. añadió. 

El Premio Uniservitate 2024 es una convocatoria dirigida a universidades católicas de todo el mundo, en la cual se les invita a presentar experiencias de aprendizaje en servicio y formación de competencias profesionales en contextos sociales. El requisito básico es que las experiencias estén articuladas de alguna manera con la currícula académica de la universidad.  

En el caso de este PAP se presentó a concurso el planteamiento global del proyecto, del periodo 2021 a 2024. Cabe decir que, del 6 al 8 de noviembre, los proyectos ganadores se presentarán en un simposio en Roma.   

Educación con pertinencia cultural 

El otro trabajo del ITESO que quedó en los 15 finalistas fue el PAP Indígena Intercultural, que si bien se trabaja en tres regiones –el Gran Nayar que reúne a Jalisco, Durango y Nayarit; la Sierra Rarámuri en Chihuahua; y en la Sierra Ayuuk trabajando con el Instituto Superior Intercultural Ayuuk en Jaltepec, Oaxaca–, en esta ocasión se postuló solo el proyecto de inmersión con la secundaria intercultural de Tei M+ayema, ubicada en Mesa de Chapalilla, Nayarit, en la localidad de Guadalupe Ocotán del municipio de La Yesca. 

Irene Alvarado Sarabia, académica del Coincide y coordinadora de este PAP, explicó que el objetivo de este es que es que los estudiantes participantes abonen a la educación con pertinencia cultural y fortalecimiento de proyectos que buscan la autonomía de los pueblos y comunidades indígenas.  

“Tenemos 4 años trabajando con esa comunidad, hemos tenido un trabajo de campo, yendo constantemente. Se trata de la posibilidad de que los estudiantes vayan y vivan una experiencia diferente, que empiecen a ver otro tipo de vida y a partir de ahí, se preguntan: ‘yo qué puedo hacer en este contexto, como persona y como profesionista’».  

A través de este proyecto se han construido algunas aulas, utilizando la mano de obra de profesores y alumnos. También se han hecho reportajes, videos y cortometrajes colaborativos. Otros estudiantes han apoyado con clases en temas como comprensión lectora, matemáticas o inglés: “muchos estudiantes ya vienen perfilados, pues han tomado materias sobre interculturalidad, derecho indígena, han estado en el programa de liderazgo ignaciano o han sido voluntarios del Centro Universitario Ignaciano” 

“Destacamos la experiencia de que los estudiantes estén en contacto con el lugar, con la naturaleza, estar en la sierra, eso lleva a una conexión y, sobre todo, estar con pueblos indígenas que tienen una relación, una experiencia de vida y toda su vida cotidiana con relación a la naturaleza. En la vida cotidiana que se vive, tiene que ver mucho con un trabajo de interiorización de los estudiantes, con una búsqueda del ser humano, con un trabajo de crecimiento personal y espiritual”, dijo. 

 

FOTOS: Zyan André