Activistas, estudiantes y académicos del ITESO dialogaron sobre este proyecto de transformación urbana y las dificultades en su ejecución en el marco de las Jornada por la Paz 

La experiencia de movernos por la ciudad se conecta directamente con algo mucho más trascendente: cómo vivir y cómo estar con los otros. Esta pulsión se vivió durante el diálogo “¿Podemos tener una calle para todas las personas? Proyecto Calle Segura Copérnico”, que se llevó a cabo en el marco de las Jornadas por la Paz del ITESO, organizadas en esta ocasión en torno a los conflictos urbanos. 

Estudiantes, activistas y académicos del ITESO utilizaron el proyecto de transformación de la avenida Copérnico —hoy suspendido debido a las protestas vecinales ante la reducción de carriles y la construcción de una ciclovía—, para reflexionar acerca de lo que significa la movilidad sustentable, construir otro modelo urbano que visibilice a todas las personas y una repartición más equitativa de los espacios de tránsito en el AMG. 

Antes del intercambio de posturas que se dio en la Biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla, SJ, durante el diálogo moderado por Cristina Ulloa, profesora del Departamento de Formación Humana, Yeriel Salcedo, académico del Centro Universitario de Incidencia Social del ITESO y experto en movilidad urbana, compartió con los presentes una relatoría de los hechos que llevaron primeo al inicio, y después a las suspensión de la  construcción de la ciclovía en Copérnico por la desaprobación de un grupo de vecinos, quienes alegaban que se afectaba su calidad de vida. 

Destacó además algunas cifras que ponen en evidencia la situación de movilidad en el área urbana, como el hecho de que somos la tercera ciudad más congestionada en México en términos de tráfico vehicular, con 221 por ciento de aumento de coches en los últimos años, aun cuando 55.9 por ciento de las personas se sigue transportando principalmente en camión o Macrobús —27.6 lo hace en automóvil particular—. 

El proyecto de calle completa en Copérnico, que inició en noviembre pasado y hoy se encuentra detenido, incluía cuatro fases, que contemplaban la recuperación al cien por ciento de las banquetas, señalética, un parque lineal, impulso a la movilidad no motorizada, ciclovía y mejora de los paraderos. Colectivos que trabajan en torno a la movilidad han exigido al gobierno de Zapopan que cumpla con el plan de transformación de la zona. 

En 2010 se hizo un plan para crear una red de ciclovías en la ciudad con una extensión de 380 kilómetros. A la fecha se han completado apenas un 30 por ciento de la red, y es factor común que en casi cada construcción de ciclovía haya protestas de vecinos o de automovilistas —pasó recientemente en el caso de avenida Guadalupe—. Por ello, a este diálogo se invitó a vecinos inconformes con el proyecto de Copérnico, a fin de conocer sus posicionamientos y argumentos; sin embargo, no hubo respuesta. 

“Dentro de los conflictos urbanos hay distintos actores, con distintas necesidades, intereses, que a veces parecen irreconciliables, pero lo que nosotros hemos querido es reflexionar en varios espacios, para ver cómo le hacemos cuando tenemos estas situaciones conflictivas, que parece que no se pueden resolver de la mejor manera, que caen en la violencia, o que tiene que intervenir el Estado. Queremos ver alternativas, reconociendo que el conflicto existe, para descubrir cómo empezamos a gestionarlo”, expresó Ulloa. 

La activista Claudia Romo explicó que desde diversos colectivos se presentó una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos, debido a que se suspendieron las obras en el mes de diciembre de 2023. Después se realizó una rodada-manifestación, en la que no únicamente tomaron parte colectivos ciclistas, sino que se representó a todos los actores de la movilidad, y posteriormente se enviaron oficios dirigidos al alcalde de Zapopan, Juan José Frangie, y a la diputada Mónica Magaña, presidenta de la Comisión de Movilidad y Transporte del Congreso del Estado de Jalisco, solicitando un espacio de diálogo, en el cual expresaron su posición sobre el asunto. 

“Los colectivos no están en contra de que se use el automóvil particular, lo que se busca es que se mejore la movilidad para todos, sobre todo los que son más vulnerables […]. Hemos visto que los vecinos no están tan abiertos a los diálogos, entonces eso es lo que queremos resolver”, explicó. 

Manuel Corona, profesor del ITESO y vecino de Paseos del Sol, expresó que desde el espacio universitario podría realizarse un posicionamiento sobre este tema, para lograr una ciudad más incluyente para todos, pues muchos miembros de la comunidad universitaria que viven en esta área podrían beneficiarse usando una ciclovía en sus traslados: “Imagino que muchos de nuestros estudiantes, profesores y compañeros que trabajan se ponen en riesgo todos los días, en los camiones, los que se animan en la bici, o los peatones”. 

Entre las conclusiones se mencionó el reconocer que hace falta mucha socialización por parte de las autoridades respecto a esta obra, así como una mejor campaña de información y educación en la ciudadanía acerca de quiénes son los actores prioritarios en la movilidad urbana, de acuerdo con los estándares internacionales ya reconocidos por la mayoría de los gobiernos; también que el desarrollo de proyectos debe incluir todas las posturas, y que no se deben frenar proyectos tomando en cuenta sólo una visión. Finalmente, el reto queda en encontrar procesos en los que todas las personas se puedan sentir escuchadas y atendidas.  

FOTOS: Zyan André