El traslado de clases presenciales a distancia nos devela las distintas realidades que tenemos dentro de la propia comunidad universitaria. La experiencia de las y los estudiantes indígenas, marcada por la limitación de recursos económicos y tecnológicos, nos reta a cerrar las brechas de desigualdad.
POR ANA GARCÍA
Según datos del Diario oficial del gobierno de Jalisco, desde el pasado 11 de marzo del año en curso la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la existencia de una pandemia derivada de la enfermedad del Coronavirus, mayormente conocida como Covid-19. Por su facilidad de contagio entre los seres humanos, el alto número de personas infectadas y las lamentables muertes alrededor del mundo, México y Jalisco han tomado medidas dramáticas para contrarrestar su propagación.
El sistema educativo en nuestro país, sin excepción, decidió cancelar las clases presenciales en todos los estados. Tras las anteriores indicaciones, y la respuesta inmediata del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), varios de las y los estudiantes del colectivo Nuestras Culturas (NUCU) se vieron obligados a regresar a sus comunidades de origen para atravesar la contingencia sanitaria del Covid-19. Esto no solo ante la amenaza de salud a la que toda la ciudadanía se encuentra expuesta, sino por la imposibilidad de continuar trabajando en la ciudad para sostener sus gastos más esenciales.
Las y los jóvenes del colectivo NUCU son estudiantes de comunidades indígenas y rurales de todo el país que se acompañan durante el transcurso de sus estudios universitarios para visibilizar y concientizar a la comunidad educativa sobre la diversidad cultural, lingüística y social existente en el ITESO. Tras la decisión de regresar a sus lugares de origen, las y los miembros de NUCU, quienes están al tanto de que la contingencia seguirá vigente, se han visto obligados, al igual que a un importante porcentaje de la ciudadanía, a permanecer en casa y generar cambios en sus rutinas de vida. En este sentido, niños, jóvenes y adultos atienden clases primordialmente en línea, ciertas prácticas laborales transitaron a la modalidad digital y las actividades de recreación o esparcimiento se viven en confinamiento.
Desde el Programa Indígena Intercultural (PII) y la Comisión Intercultura, se ha buscado estar en comunicación con las y los miembros del colectivo NUCU para conocer y visibilizar las diferentes formas en que atraviesan esta contingencia, y cómo les afecta directamente en su rendimiento académico, económico, emocional, entre otros. Como sabemos, la comunidad universitaria respondió a la contingencia desde la primera semana de marzo del 2020.
La decisión de continuar las clases por internet evidencia una grave problemática, ya que no todos los estudiantes del ITESO atraviesan esta contingencia de salud de la misma manera. Como se mencionó anteriormente, un número importante de jóvenes pertenecientes al colectivo NUCU regresó a sus estados y comunidades de origen. Pero ¿por qué se fueron los y las estudiantes a sus comunidades? A pesar de que la decisión y el proceso para retornar a sus casas se presentó en diferentes momentos, las razones fueron las mismas, quedarse en la ciudad les implicaba –al perder sus trabajos-, no contar con el recurso económico suficiente para pagar sus alimentos, renta, servicios básicos e internet, tampoco la colegiatura de la universidad.
“Nuestra única opción era regresar a nuestras comunidades, porque allá no pagamos renta o servicios básicos”, señalan las y los estudiantes de NUCU. Sin dejar de mencionar que la mayoría de sus familias ni siquiera cuenta con ellos. No obstante, estar en casa les brinda la seguridad y compañía de sus familias, con quienes tienen la oportunidad de producir sus propios alimentos.
La decisión de regresar a sus casas para subsistir la contingencia sanitaria ha evidenciado las profundas diferencias que atraviesan las y los estudiantes de pueblos originarios y de zonas rurales-populares del ITESO. Porque no solamente en sus comunidades de origen el internet es un impedimento de conectividad por la baja calidad del mismo –el cual puede dejar de funcionar por varios días-, sino que existen lugares en donde este servicio aún no existe. Asimismo, muchos de las y los jóvenes no cuentan con el equipo tecnológico (computadoras portátiles o de escritorio y celulares inteligentes de alta gama) para atender las sesiones en línea y desarrollar los proyectos académicos solicitados. Para la gran mayoría de las y los estudiantes de pueblos originarios y zonas rurales-populares, las instalaciones del ITESO (salas de cómputo y biblioteca) son imprescindibles para llevar a cabo cualquier actividad académica. Por lo tanto, esta coyuntura impacta profundamente en toda posibilidad de llevar a cabo y fortalecer su rendimiento académico.
Permanecer en la ciudad les ha implicado buscar nuevas estrategias para sostenerse porque ante la contingencia, a muchas de ellas y ellos les cancelaron o impidieron las diferentes formas de empleabilidad con las que subsisten para continuar sus estudios. Es importante mencionar que las y los estudiantes que decidieron permanecer en la ciudad, a pesar de estas circunstancias, están padeciendo estas condiciones difíciles y buscan nuevas estrategias para su subsistencia diaria (pagar renta, colegiaturas, alimentación, entre otros) por lo tanto les es muy difícil continuar con sus estudios.
Otro factor importante es el sentir emocional que viven las y los estudiantes indígenas de NUCU ante esta pandemia. “Nos sentimos, con ansiedad, incertidumbre e incluso cansancio porque las tareas se acumulan y no podemos resolver dudas de manera inmediata porque las clases están programadas para ciertas horas” agregan los integrantes de NUCU y comentan que “las sesiones de Estadística resultan poco o nada comprensibles por la mala calidad del Internet y el tiempo asignado a la clase, este tipo de clases son preferibles de manera presencial”. Saben que esto se verá profundamente reflejado en el promedio final que les permitirá o no mantener sus becas académicas. Es así que el factor emocional se convierte en una constante presión para responder a todas las actividades que les implica esta nueva modalidad digital para sacar adelante el semestre.
No todas y todos los estudiantes del ITESO viven esta pandemia de la misma forma, por eso se invita a la comunidad universitaria a comprender otras realidades y sensibilizarse ante ellas, y específicamente a las y los profesores a tomar en cuenta modalidades de enseñanza diferentes, adaptándose a las circunstancias de sus alumnos, buscando así que las opciones en la enseñanza ante estos tiempos sean justas para todas y todos.
Si deseas conocer más sobre estos estudiantes y apoyarles, puedes escribir a piindigena2019@gmail.com.
Ana García Colabora en el Programa Indígena Intercultural- PII. Forma parte del Colectivo Jóvenes Indígenas Urbanos de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Egresada de la Licenciatura en Ciencias de la Educación por el ITESO.