En su número 32, la publicación abre sus páginas para indagar en el tema de la construcción de la memoria cultural. Durante la presentación, que tuvo lugar en Casa ITESO Clavigero, Mónica Solórzano, Julián Woodside y Juan Nepote reflexionaron sobre cómo se construye, preserva y difunde el patrimonio cultural
Cuando se escucha el concepto «patrimonio cultural» muchas veces se piensa en el patrimonio edificado: casas históricas, iglesias, espacios públicos, universidades. Pero el concepto es más amplio: incluye todas aquellas manifestaciones, sean tangibles o no, que reflejan la identidad y la herencia de una comunidad o de una sociedad: fotografías, música, tradiciones populares desaparecen mientras otras pugnan por resurgir desde el olvido. La vida digital ha venido a abrir nuevas vetas para reflexionar sobre la construcción y preservación del patrimonio cultural, al tiempo que incide en la manera en que recuerdan las sociedades —y qué recuerdan—, pero también en cómo olvidan. Estos son algunos de los temas sobre los que pone la mirada Clavigero. Comunidad de saberes en su número 32, que lleva por título “La construcción de la memoria cultural” y que fue presentado en la Casa ITESO Clavigero.
La nueva entrega de la publicación trimestral es producto del trabajo conjunto del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU) y el de Estudios Socioculturales (Deso) del ITESO. En la presentación, Mónica Solórzano, integrante del DHDU, explicó que la preparación del número implicó “un trabajo interdepartamental en un tema que es común y afín para ambos departamentos: el patrimonio cultural”. La académica señaló que una de las tantas preguntas que se plantearon fue cómo se construye la memoria cultural desde el patrimonio, y también cómo se gestiona, se preserva y se difunde.
“Construir este número de manera conjunta fue una experiencia interesante”, dijo Solórzano para luego detallar algunos de los contenidos del número, que aborda temas como los acervos fotográficos, los sonideros, las formas en las que se adquiere el conocimiento y la memoria en los tiempos del streaming, entre otros textos. En el número colaboran Jaime López Pastrana, Fabiola Núñez, Mario Rosales, Noel Macías, Mariana Delgado, Pablo Vázquez Piombo, Adela Vázquez, Ana Pastor, Maya Viesca, Arturo Reynoso, SJ, José María Macías y Mónica Solórzano.
Julián Woodside, académico del Deso, calificó el número de Clavigero como “valioso y pertinente”. Él colabora en esta edición con el texto “Sobre la memoria cultural en tiempos de streaming e inteligencia artificial” y dijo que le interesa “problematizar las implicaciones de la memoria en un momento de remediación de contenidos”. El académico señaló que es necesario distinguir la memoria de la rememoración y compartió cuestionamientos sobre quién determina qué se debe recordar, quiénes poseen la memoria, quién la define.
Woodside también habló de la importancia de reflexionar sobre el olvido, sobre todo en un “presente de infodemia, de saturación de información, que no olvida”. Y no dejó pasar la oportunidad para invitar a que las personas “accedan y dialoguen” con los textos que integran el número.
Por su parte, el ensayista y divulgador de la ciencia Juan Nepote confesó que había sido invitado a colaborar en el número 32 de Clavigero pero no entregó a tiempo, por lo que decidió darle lectura en la presentación. En el texto, titulado “Natural olvido”, señala que la memoria “es una combinación de recuerdo y de olvido”, y también afirma que “tan importante es recordar como olvidar: olvidamos para seguir recordando”.
FOTO: Zyan André
Otra idea expresada en el texto es que “la memoria se parece a la imaginación, sólo que ocurren en lugares y tiempos distintos”, además de poner ejemplos de la memoria en las ciudades usando como ejemplo los nombres de las calles que hacen referencia a cosas que ya no existen como, por ejemplo, la calle José Guadalupe Zuno. Aunque en ella se ubica la casa donde vivió ese personaje jalisciense, a principios del siglo XX se llamaba calle Bosque, y de ella deriva también el nombre de la colonia Jardines del Bosque. También contó la historia de cómo la cárcel de Escobedo fue sustituida por el parque de la Revolución y cómo en su diseño participaron los hermanos Juan José y Luis Barragán.
En la ronda de preguntas, respuestas y comentarios, una asistente contó cómo los vecinos de la zona del parque Alcalde están recuperando la fiesta de san Juan de Zoquipan, poniéndolos como ejemplo de cómo las comunidades trabajan en la recuperación de la memoria. También se habló de la iniciativa Memórica, proyecto del gobierno federal que tiene por objetivo, según se explica en su sitio web, “difundir la riqueza de la memoria histórica y cultural de México”. Sobre esta iniciativa, Julián Woodside invitó a tener presente la diferencia “entre digitalizar la memoria y lo que es la memoria digital”, pues, dijo, son dos cosas distintas.
Un asistente preguntó por qué es importante preservar, conservar y transmitir el patrimonio cultural, a lo que Woodside respondió que “más que un deber, es una pulsión por darle sentido al presente, por lo que vale la pena preguntarse qué tipo de sentido queremos darle”.
Luego de las presentaciones, Pablo Vázquez Piombo expuso información sobre las experiencias que influyeron en Luis Barragán para el diseño y construcción de la Casa ITESO Clavigero, y la sesión concluyó con una explicación de la exposición fotográfica Elogio a la luz, de Susana Chaurand, a cargo de Gutierre Aceves, director del recinto.
FOTOS: Zyan André