Reconocido por su trabajo a favor de los migrantes, el sacerdote dictó en el ITESO la conferencia «Alternativas de justicia frente a la violencia y la desigualdad», organizada por estudiantes de varias carreras. 

Más que como un éxodo de pobres a los que hay que ayudar y asistir, a los migrantes hay que verlos como un signo de los tiempos —uno que hay que saber leer— y dejar de lado los paternalismos, afirmó Alejandro Solalinde, sacerdote reconocido por el trabajo que realiza a favor de los migrantes en México.

Durante la charla «Alternativas de justicia frente a la violencia y la desigualdad», organizada por la Unión de Sociedades de Alumnos del ITESO y de las sociedades de alumnos de las licenciaturas en Gestión Pública y Políticas Globales y en Relaciones Internacionales, el sacerdote destacó que «hablar de alternativas para la paz en medio de tanta violencia y descomposición no es fácil».

En ese sentido, añadió que la principal violencia que sufren actualmente los mexicanos tiene que ver con la desinformación, con el no saber.

«Somos una sociedad desinformada, no ignorante. La desinformación es grave porque es imposible hablar de paz y cambio si hay cosas que no sabemos».

¿Qué cosas no sabe la sociedad? La lista es amplia, «no sabemos dónde están las decenas de miles de desaparecidos, migrantes y nacionales; nada sabemos de las mujeres que son asesinadas y desaparecidas; nada sabemos del dinero que roban los gobernantes; nada sabemos de la justicia. México está pasando por una situación que es terrible por donde se vea. México es un terreno minado», dijo Solalinde.

«Los migrantes, junto con las mujeres, son un signo de los tiempos. Viene el tiempo de la mujer y de los migrantes. Son signo del fin de una época y del surgimiento de una nueva civilización que está por comenzar. Hay que saber leerlos para que sean sujetos de una nueva vida y de una nueva historia», añadió el padre.

Autodefinido como hombre de fe, Solalinde confesó que no tiene otro referente que Jesús. «México no va a cambiar si no nos acercamos a él. Ojalá que los no creyentes lean y se acerquen al Jesús que está en el Evangelio, el que estaba del lado de los pobres, de los excluidos, de las mujeres, y no al Jesús ‘oficial’, ese no va a ayudar».

En la plática también participaron Carmen Díaz, académica del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos; Rafael Alonso Hernández, coordinador de FM4 Paso Libre, y el sacerdote José Filiberto Velázquez.

Carmen Díaz retomó una idea vertida por Solalinde en el sentido de que la universidad, específicamente el ITESO, es un espacio donde se debe «aprender a desnormalizar la violencia y quitarse las vendas que impiden ver la dominación y la desigualdad».

Para lograrlo, dijo, es necesario nombrar a los problemas por su nombre: capitalismo, sexismo, clasismo, por ejemplo, y preguntarse «¿de qué lado estamos en esta crisis social y ambiental? Hay que implicarnos y pasar del saber a tomar partido y, después, actuar en consecuencia. Tenemos una responsabilidad grande como universitarios».

Rafael Alonso Hernández, luego de hacer un recuento de la historia y el trabajo de FM4, señaló que es necesario apostar por una sociedad informada, ya que ésta será «menos proclive a ser engañada y menos propensa a hacer juicios de valor. Es necesario visibilizar las tragedias que vivimos en los estados y generar propuestas creativas e informadas para movilizarnos».

Por su parte, José Filiberto Velázquez, quien ha trabajado con comunidades de migrantes en Estados Unidos, señaló que una manera de combatir la violencia es «nutriendo la diversidad y el sentido de comunidad. Ver al otro y no sólo al que es idéntico a nosotros porque piensa como nosotros».

Durante una breve sesión de preguntas y respuestas, Solalinde y Hernández coincidieron en afirmar que el flujo migratorio a Estados Unidos ha disminuido entre 40 y 50 por ciento a raíz de la elección de Donald Trump como presidente del país vecino, aunque la migración, señalaron, no va a detenerse.

«Trump va a morir engañado si cree que va a poder cerrar la frontera. El muro es irrelevante y Trump tiene miedo porque no va a poder cumplir lo que prometió», dijo Solalinde. Hernández añadió que «el flujo de personas no va a parar porque las cosas en Centroamérica no han cambiado, al contrario, a la pobreza y la desigualdad se ha sumado la violencia».