El incremento de los trastornos psicológicos como consecuencia de la pandemia del coronavirus obligará a formar profesionales de la salud mental más empáticos, flexibles y autónomos, comenta Bernardo García Romero, nuevo coordinador de la carrera en Psicología del ITESO

Las medidas sanitarias aplicadas en todo el mundo para combatir la pandemia del Covid-19 (especialmente el confinamiento y aislamiento social), así como sus consecuencias sociales, económicas y personales (incertidumbre, desempleo, enfermedad y muerte), han generado un sufrimiento inmenso en millones de personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de un «aumento a largo plazo del número y la severidad» de los trastornos mentales, con especial énfasis en grupos de riesgo como los trabajadores de la salud, los niños y adolescentes, las personas que sufren violencia doméstica, los adultos mayores y los individuos con previos padecimientos psicológicos.

En respuesta a este complejo e inédito panorama, los psicólogos en formación deben estar más preparados y con mayores habilidades que nunca. El nuevo coordinador de la Licenciatura en Psicología, Bernardo Celso García Romero, reconoce la necesidad de insistir en el desarrollo de cuatro habilidades fundamentales: una mayor capacidad para reconocer problemas y dar soluciones; ampliar la sensibilidad para ser empáticos; cultivar los propios recursos para el autoaprendizaje y la autonomía; y afinar la capacidad para interpretar el contexto social y familiar.

«Ahora, más que nunca, debemos encontrar soluciones más creativas y flexibles para estos nuevos problemas», explica García, pues la pandemia está afectando de forma diferente a diversos sectores sociales: por ejemplo, niños están presentando problemas del aprendizaje educativos y relacionales, las comunidades están más vulnerables ante las situaciones de violencia y pobreza, las cárceles están repletas y con mayor riesgo de brotes de contagio y los enfermos y sus familiares viven una situación fuerte de angustia, por mencionar algunos de los escenarios.

Respecto a la empatía, resulta se una competencia indispensable para el profesional de la salud psicológica, y más en estos tiempos de distanciamiento y en el que la atención virtual está ganando terreno. El doctor García Romero la concibe como “la posibilidad de entender lo que le está pasando a la otra persona, a través de recursos distintos, que hacen afinar otros sentidos a través de la pantalla o el teléfono y conseguir ser sensible, para percibir el problema y acompañar de una forma cercana incluso a la distancia”.

La falta de clases presenciales obliga a las psicólogas y psicólogos en formación a adoptar nuevos conocimientos sin el apoyo presencial de sus docentes en el aula, generando una de las competencias más necesarias en estos tiempos de Covid-19: la autonomía. Y es que el estudiante, tiene que aprender no solo a gestionar sus cursos, actividades o tareas, también a detectar y a regular sus propias emociones ante la situación de contingencia, mismas que están afrontando los pacientes o usuarios a los que atiende.

“Cuando estás acompañando a una persona en consulta, eres empático, pero muchas veces no vives el problema que el otro vive, se acompaña al otro en el espacio de la consulta y una vez terminada, se vuelve a la realidad que es, en muchas ocasiones, muy distinta a la del paciente. Sin embargo, ahora más que nunca, quienes estamos ayudando, estamos viviendo lo mismo, afrontando nuestros propios miedos e incertidumbres, esto complejiza nuestra preparación e intervención”.

Proyectos para ayudar al prójimo

Como una forma de afrontar esta realidad y ayudar a la gente a sobrepasar esta crisis sanitaria, la licenciatura en psicología del ITESO cuenta con proyectos de intervención psicológica que atenderán a personas que requieren cambiar sus estilos de vida y poner en menor riesgo su salud biopsicosocial, así como dos Proyectos de Aplicación Profesional (PAP), que abrirán inscripciones en otoño.

El primero de ellos, denominado «Calidad de vida y salud en el Ámbito Hospitalario», se enfoca en la atención y acompañamiento de pacientes, familiares y personal médico del Hospital Regional «Valentín Gómez Farías» del ISSSTE, y el área de cuidados paliativos del Hospital Civil de Guadalajara «Dr. Juan I. Menchaca».

Los cuidados paliativos a los pacientes consisten en acompañarles cuando su proceso de enfermedad está muy deteriorado y se avizora su futura muerte. Haz click en la foto para conocer más sobre el PAP de cuidados paliativos.

“Se está atendiendo a las familias de forma remota, detectando cuáles son las más afectadas, y los estudiantes del PAP los atienden vía telefónica”, detalló Bernardo García Romero, quien enfatizó en el tema de la atención a distancia debido a las restricciones sanitarias marcadas por el Covid-19.

Las profesoras de este PAP son la doctora Patricia Eugenia Ornelas Tavares y la nutrióloga Laura Margarita Cuéllar Ibáñez, asesorados por el propio Bernardo García. En la etapa de primavera, participaron 11 alumnos y en verano están participando siete estudiantes de las carreras de Psicología, Nutrición, Audiovisuales y Derecho.

Los cuidados paliativos en los pacientes, consisten en acompañar a estas personas cuando su proceso de enfermedad está muy deteriorado y se acompaña al paciente y a sus familiares para brindarles la mejor calidad de vida y atención en esta difícil etapa, “con técnicas de manejo de estrés, ayudándoles a comprender su enfermedad y por lo que están pasando, con el manejo del dolor y siendo más compasivos con su proceso», explicó García.

El segundo PAP se centra en colaborar en una estrategia del Gobierno del Estado de Jalisco para atender a la población que se encuentra en estado de crisis debido a las consecuencias derivadas del Covid-19, así como brindar calma, por medio de comunicaciones audiovisuales al resto de la sociedad para prevenir situaciones de emergencia. El escenario es un Call Center en Ciudad Creativa Digital.

Este proyecto es coordinado por los maestros Sofía Leal Zurita y Juan José García Llamas y trabajan con un grupo de 17 estudiantes  de carreras como: Psicología, Publicidad y Comunicación Estratégica, Nutrición, Diseño y Educación.

En este proyecto “se colabora en una estrategia de Gobierno estatal, reciben llamadas de personas que se encuentran en crisis y requieren una primera ayuda psicológica y crean insumos audiovisuales para prevenir a la población de futuras crisis y escenarios de emergencia», comenta García.

Los miedos que exacerbaron el coronavirus 

Para el nuevo coordinador de la Licenciatura en Psicología del ITESO, la pandemia de Covid-19 ha activado en las personas tres miedos fundamentales: miedo a la muerte, miedo a enfermar y miedo a padecer algún trastorno mental.

Respecto al primero, Bernardo García señala que “socialmente no estábamos acostumbrados a hablar y escuchar constantemente sobre la muerte o el conteo de muertos que está dejando una pandemia»,  lo cual está aumentado el temor, el estrés y la angustia en la gente. «Sin embargo, nos ha permitido hablar de este tema con los nuestros y poner sobre la mesa estrategias de prevención que quizás no se contemplaban antes, y que nos puedan ayudar a prevenir mayores riesgos en nuestra salud».

En relación al miedo a enfermarse de Covid-19, es evidente la falta de tolerancia al dolor, además de los escasos hábitos que tenemos como comunidad para prevenir contagios o enfermedades. «No enseñamos a los niños que el dolor puede enfrentarse, reconocer que, en cualquier momento de nuestra vida, todos vamos a enfrentar alguna enfermedad y tampoco enseñamos cómo tomar medidas necesarias para reconocer algún padecimiento o síntomas de enfermedad”, dijo. “Tampoco tenemos la cultura de ir al médico para prevenir, nos esperamos siempre a que algo nos duela mucho o esté muy grave para acudir con un profesional”.

Finalmente, los temores a sufrir una enfermedad mental son más reales que nunca. «Aunque los vemos muy lejanos, (los trastornos mentales) están más cerca de lo que creemos. Pueden aparecer de forma muy rápida, ya sea por una cuestión congénita, o por el contexto social y familiar en el que vivimos”.

Las situaciones a las que el COVID-19 nos enfrentó

Las medidas sanitarias para aminorar los contagios por Covid-19 y sus consecuencias sociales y económicas ha llevado a las personas a enfrentarse a cuatro situaciones inéditas o difíciles: la experiencia del confinamiento, la necesidad de tener herramientas psicosociales para afrontar la actual crisis, la pérdida de la autonomía y la búsqueda de otras maneras de estar en contacto con los otros.

Respecto a lo que grupos económicos ya han denominado «El Gran Confinamiento», los mandatos a permanecer en casa ha aumentado los niveles de ansiedad y estrés. “No estábamos acostumbrados a mantenernos dentro de casa, la exigencia y la competencia era hacer y moverse más, porque si no haces, no produces, y si no produces no eres capaz, y la pandemia nos obligó a estar parados, quietos y en espera”.

Otro efecto del confinamiento es el reto de convivir con la soledad. De acuerdo al profesor García Romero, existen dos tipos de soledad: la que duele y se sufre, o la creativa, que nos ayuda a reencontrarnos con nosotros mismos, a buscar nuevas y mejores formas de estar en este mundo y a madurar.

“En la medida en que hayan adquirido, en la infancia o adolescencia, ciertos recursos para afrontar situaciones difíciles, tendrán más capacidad para afrontar esta situación y presentar menos problemáticas de estrés, de ansiedad, de depresión y de soledad”, declaró García

Y por último, las nuevas formas de relacionarnos con los demás, redescubiertas por la pandemia, ha expuesto que algunos de los vínculos familiares o sociales no eran los mejores o más saludables, señaló García. “Ya que, en muchas ocasiones, las personas tienen que vivir este confinamiento con la raíz de sus problemas, y si no se cuenta con los recursos personales necesarios, puede generar más sufrimiento incluso violencia doméstica”. Por otro lado, nos ha permitido redescubrir formas nuevas, distintas y creativas de estar cerca de los nuestros aun estando a varios kilómetros de distancia.

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