La misa de San Ignacio de Loyola inaugura las actividades del Año Ignaciano en el ITESO. Monseñor Héctor López Alvarado, el rector Luis Arriaga Valenzuela, SJ, y José Francisco Méndez Alcaraz, SJ, concelebraron la eucaristía

En el marco de la celebración del Año Ignaciano a escala mundial, que conmemora los 500 años de la conversión del fundador de la Compañía de Jesús y su decisión de poner su vida al servicio de Dios y del prójimo, se celebró la misa de San Ignacio de Loyola. 

La eucaristía marcó el punto de arranque de la actividad universitaria en el ciclo escolar Otoño 2021 y fue concelebrada por el monseñor Héctor López Alvarado, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guadalajara, en representación de José Francisco Robles Ortega, cardenal y arzobispo de Guadalajara;  Luis Arriaga Valenzuela, SJ, rector del ITESO, y José Francisco Méndez Alcaraz, SJ, socio del padre provincial de la Compañía de Jesús en México, Luis Gerardo Moro Madrid, SJ. 

Durante la homilía, el obispo auxiliar recordó aquel cañonazo que obligó a San Ignacio de Loyola a dar un cambio a su vida, en la batalla de Pamplona. «Logró descubrir que Dios le hacía un llamado particular a convertirse y desde esa experiencia y mediante un fuerte y serio discernimiento, San Ignacio fue capaz de poner a Cristo en el centro de su vida. Desde entonces, ese fue el punto de referencia para todas sus decisiones y acciones», mencionó. 

«Querida comunidad universitaria», dijo, «pidamos a Dios que hoy que estamos dando la apertura de este año de gracia, que por intercesión de San Ignacio nos ayude a todos a ver todas las cosas nuevas en Jesucristo y que este jubileo ignaciano sea una oportunidad para seguir renovando nuestra vida, acciones, estructuras ante los desafíos que vivimos en nuestra sociedad para seguir haciendo todo para la mayor gloria de Dios». 

El Rector del ITESO invitó a la comunidad a vivir este año ignaciano como una oportunidad para la renovación y para valorar lo que realmente vale la pena, especialmente bajo el contexto que la pandemia trajo consigo. 

«En tiempos difíciles como los que vivimos, reunirnos como comunidad para celebrar la eucaristía alimenta el espíritu y nos regala esperanza. Que el Año Ignaciano nos ayude a renovar la esperanza y buscar siempre el magis. A fin de cuentas, lo que buscamos es dar los mejores frutos para la mayor gloria de Dios», señaló.

La eucaristía, en la cual hubo cantos interpretados por el coro de escolares jesuitas, inauguró las actividades en el ITESO del Año Ignaciano, que desde ahora y hasta agosto de 2022 será sede de encuentros, conferencias, exposiciones y otras actividades culturales.

El programa del Año Ignaciano en el ITESO puede consultarse en https://cui.iteso.mx/ignatius500.