Antonio Corres, egresado del Doctorado en Ciencias de la Ingeniería, desarrolló durante sus estudios un equipo de diatermia de radiofrecuencia portable y de bajo costo para que cualquier persona pueda adquirirlo.

Antonio Rafael Corres Matamoros tiene 25 años trabajando en Cormat, empresa mexicana que se dedica al diseño, fabricación y venta de equipo de rehabilitación física y medicina estética. Desde sus primeros años, detectó que pacientes que asistían a terapia física muchas veces no mejoraban lo suficiente o tardaban en su periodo de recuperación. La razón principal: no tienen una continuidad. Asisten a una sesión, la terminan, y al regresar a sus actividades cotidianas pueden retrasar la mejoría por falta de constancia; en el sector público, la disponibilidad de citas también puede afectar su avance, y causar que una lesión de tejido blando regrese y se vuelva más grave.

Los equipos de tratamiento con diatermia (el calentamiento local de tejidos en una zona del cuerpo bajo la influencia de un fuerte campo eléctrico o bien magnético) son muy costosos como para adquirirse y llevarse a casa. Corres Matamoros tiene muchos años investigando el tipo de equipo que podría ayudar a pacientes a realizar una terapia completa, para que se lleven un material que pudieran utilizar durante 72 horas continuas, y así tener una mejor rehabilitación.

En búsqueda de algún doctorado que pudiera ayudarle a completar su proyecto, encontró el Doctorado en Ciencias de la Ingeniería del ITESO; anteriormente, Corres Matamoros estudió en esta misma casa de estudios la carrera en Ingeniería Electrónica y la Maestría en Diseño Industrial.

Su proyecto fue la realización de un equipo de diatermia de radiofrecuencia portable y de bajo costo, para que cualquiera pueda obtenerlo. Diseñó los equipos con componentes comerciales, y su tesis doctoral fue la realización de un chip con controles para poder variar sus rangos de frecuencias y hacerlo más versátil y más portable.

“La investigación fue integral. Se realizó un protocolo médico y un prototipo que generara las corrientes y frecuencias que, con mi experiencia previa, sabía que podrían funcionar. Se realizaron las pruebas en un universo de 20 pacientes con dolor espalda baja, que es uno de los más comunes. El prototipo funcionó en disminución de dolor y aumento de elasticidad en pacientes que lo utilizaron”, explicó Antonio Corres.

Este producto funciona de la siguiente manera: tras una lesión física, se puede colocar inmediatamente para desinflamar, generando calor por medio de una corriente de electrodos al tejido dañado. Se coloca como dos parches, es pequeño y no se retira.

El calor local genera mayor vascularización y anti inflamación en menor tiempo y mejora la cicatrización de tejido blando.

El equipo más parecido de diatermia tiene un costo de alrededor de 27 mil pesos. Este prototipo portable, calcula Corres Matamoros, costaría cuando mucho 1,500 pesos.

“La idea es que este equipo sea para un gran porcentaje de problemas físicos. El plan en la empresa es el resto del año, por lo menos realizar 20 prototipos más para distintos padecimientos y poder adecuar el equipo a las necesidades de los pacientes”.

La patente se generó en conjunto con el ITESO, y también se prevé hacer más protocolos médicos y dejar el chip calibrado para cubrir la mayor gama de padecimientos en rehabilitación física.

El doctorado, afirmó Corres Matamoros, le ayudó a acceder al conocimiento para poder realizar chips, y contar con la infraestructura universitaria y la facilidad de seguir en su puesto como coordinador general de Cormat, por la flexibilidad y adecuación del plan de estudios.

“Me ayudó a convertirme en un investigador, algo que no tenía y no lo hacía de forma ordenada, siguiendo el método científico tradicional. Yo aporté la experiencia en cuestión médica, y la amalgama del doctorado me ayudó a poder diseñar un producto que puede ser importante no solo en México, sino a nivel global”.