En las películas de Lucía Carreras, la ganadora del Ariel a Mejor Guion Original, retrata a mujeres que enfrentan la vida de manera individual, su más reciente filme Tamara y la Catarina se estrena este viernes 26 en las salas de cine.
Oriunda de la Ciudad de México y nacida en 1973, Lucía Carreras se vino a vivir a Guadalajara a la edad de nueve años. Estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación en el ITESO en 1991, cuando formó parte de la primera generación de futbol femenil, ha sido guionista de cintas como La Jaula de Oro, que ganó el Ariel a mejor Película en 2014, y ahora está por estrenar Tamara y la Catarina, su tercer filme como realizadora. Sus dos cintas anteriores son Nos vemos, papá (2011) y La casa más grande del mundo (2015).
¿Cómo nació el proyecto de Tamara y la Catarina?
Yo vi una bebita en un puesto de revistas y me quedó muy grabada la imagen porque estaba sola y pensaba que a quién se le ocurre dejar a una bebé sola en un puesto de revistas. De ahí, la imagen se me quedó en la cabeza y pasaron una serie de cosas con la señora que me hacía el aseo en la casa y ella tuvo una bebé con una discapacidad, mucho menor que la de mi personaje, pero las imágenes se juntaron en un taller en el que quería escribir una mini historia. Así surgió Tamara y la Catarina. Obviamente la historia se volvió de lo que yo quiero hablar: de las mujeres, de su solidaridad y su sororidad.
La película habla de tres personajes que son muy vulnerables y cómo ellas hacen una pequeña familia. La historia la afinó a finales de 2015 y la rodó en 2016.
Tus historias siempre tienen que ver con las mujeres en soledad. ¿Por qué?
Soy de la idea de que las historias salen de la víscera. En mis talleres invito a trabajar desde ahí, desde lo que te está moviendo. (Una maestra llamada) Maru Suárez me vinculó muchísimo con el tema de los estudios de la mujer y los estudios de género y decidí que el cine era un gran vehículo para hablar de la mujer. Hablo en mis películas de las mujeres en soledad porque gusta trabajar el viaje de los personajes en soledad, pero no de manera negativa porque no hay una crítica, sino de estas mujeres que enfrentan la vida de manera individual.
En el caso de Tamara y la Catarina vi que hay tantos segregados sociales como ser pobre, ser mujer, ser viejo, tener una discapacidad mental y todos tienen historias y tienen dolores y amores y mi historia versa de eso. Los personajes se entregan uno al otro de manera muy natural y están llenando algo que tienen vacío. Se enseñan una a la otra.
¿Cuáles son tus influencias como cineasta?
Una de mis adoraciones es Rosario Castellanos. Como escritora, Inés Arredondo. Me gusta mucho Elena Garro. De cineastas mujeres admiro mucho a Lucrecia Martel y a Agnès Varda, por supuesto. También me gusta mucho lo que hace Paula Markovitch. De directores hombres, mi influencia más grande es Ingmar Bergman, amo el cine de (Michael) Haneke. Me gusta mucho Mike Leigh y cómo aborda a la clase obrera inglesa. Soy muy fan de ver cine latinoamericano y creo que el cine mexicano está haciendo cosas increíbles. Todo se vuelven influencias y admiraciones, aprendes de los grandes y de tus contemporáneos.
¿Tienes algún nuevo proyecto en puerta?
No me gusta hablar mucho de eso, pero tengo un proyecto de largometraje que espero estar filmando el año que viene y que pudiera estar en circuitos de festivales en 2020.
¿Qué aprendizajes te dejó el ITESO?
Adoro mi Alma Máter. Lo que la carrera y el ITESO me dieron fue unas bases formativas brutales: una guía de pensamiento maravillosa. El ITESO me dejó mucho de lo que soy como profesionista y como persona.