Desde la perspectiva de la Ingeniería de Servicios, el Centro de Innovación Social de Alto Impacto tiene un proyecto para ayudar a mujeres con hijos en edad escolar a reducir el consumo de bebidas azucaradas

«Garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades es esencial para el desarrollo sostenible»: es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible mediante los que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) busca la protección del planeta y la prosperidad de la población.

De acuerdo con la ONU, se necesitan más esfuerzos para hacer frente a los problemas de salud, tanto los emergentes —como los que ha traído consigo la pandemia por covid-19—, como otros que desde años han afectado a amplios sectores de la población, como la obesidad.  

Tan sólo en México, anualmente más de 200 mil personas mueren a causa de los problemas de salud que desencadena la obesidad: más de 100 mil por enfermedades cardiovasculares y más de 80 mil por diabetes

Es en este contexto que el Centro de Innovación Social de Alto Impacto (Cisai) del ITESO inició en 2020 un proyecto para ayudar a mujeres con hijos en edad escolar a reducir el consumo de bebidas azucaradas. Para esto, se adoptó una perspectiva distinta, aportada por la Ingeniería de Servicios. 

Humberto Augusto Flores López (foto), egresado del ITESO y quien fue diseñador de servicios del Cisai, está convencido de que “el fin de la ingeniería es transformar al mundo”, y detalla que el proyecto es parte del Programa del Fondo de Prosperidad del gobierno británico.  

La calidad, el potencial alcance y la multidisciplinariedad del proyecto lo hicieron acreedor a una nominación para recibir el MRS Award for International Research 2021, otorgado por la Market Research Society (MRS) de Reino Unido. En el estudio trabajaron, además del ITESO, la agencia de investigación inglesa 2CV, académicos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y del University College London (UCL). 

“Expertos del Instituto Nacional de Salud Pública, incluso del University College London, iniciaron la investigación para saber cuál era el problema más urgente a atender en México, y determinaron que eran las enfermedades no transmisibles, específicamente la obesidad y la diabetes”. 

Determinaron que si el programa se enfocaba en las mujeres tendría mayor posibilidad de éxito, debido al el rol que las mujeres tienen en las dinámicas familiares. 

En este punto el ITESO se involucró, señala Flores López.  “La pregunta era: ¿cómo le hacemos para llevar estas conclusiones, basadas en evidencia e investigación, a un programa público?”, explica, y señala que los programas de salud pública van de la academia hacia abajo, esperando que permeen en la sociedad. En este caso, los objetivos se cocrearon de la mano de las personas que recibirían el programa.  

“Entonces no fue una estrategia de arriba hacia abajo, sino también de abajo hacia arriba también, de las necesidades reales de la gente, llevarlas hacia arriba”. 

Uno de los objetivos era hacer un programa dinámico, de bajo costo y que aumentara la certeza de que realmente seria funcional. “Aquí es donde surge la iniciativa de darle el enfoque de Ingeniería de Servicios para atender temas de salud”. 

¿Cómo que la Ingeniería de Servicios no sólo es para empresas? 

Humberto Augusto Flores explica que su carrera aborda problemas desde tres enfoques: tecnología, humanidades y negocios. 

En el proyecto para que los niños en edad escolar reduzcan su consumo de bebidas azucaradas, en la perspectiva aportada por la Ingeniería de Servicios la tecnología y la ciencia están en el uso de metodologías de cambio de comportamiento y de diseño de intervenciones sociales.  

En el enfoque de humanidades están las etnografías, los mapas de empatía, todo lo que ayudó a entender el perfil de las personas, sus recursos, sus capacidades y sus motivaciones para diseñar los recursos faltantes a fin de lograr una intervención social exitosa. 

“Entramos realmente a entender a la sociedad: qué es lo que le duele, cuáles son sus necesidades más profundas… Se involucró mucho trabajo comunitario para poder entonces juntar la tecnología con estas necesidades sociales reales, mediante metodologías probadas basadas en evidencia”. 

Y en el tercer enfoque, el de los negocios, Humberto Augusto Flores cuenta que el reto era crear una intervención que pudiera implementarse a nivel nacional. “Fue necesario hacerlo de tal manera que fuera comunitario, replicable y eficiente. Para lograr eso, el hecho de que tomara forma de servicio permite verlo en cierto modo como un negocio, como una empresa social que genera valor para todos los actores involucrados, poniendo en el centro a las personas”. 

¿En qué va el proyecto? 

Jaqueline Abril Olmos, quien colabora en el área de promoción de proyectos del Cisai, señala que actualmente ya se tiene un prototipo, un manual de operaciones para las personas involucradas en esta intervención, que se implementará en zonas de alta marginación del estado: “dos comunidades en Zapopan, una es Miramar y Villas de Guadalupe —un asentamiento irregular—, y la otra es Acatlán de Juárez”. 

La egresada de Nutrición y Ciencia de los Alimentos del ITESO detalla que uno de los recursos que se utilizarán en este reto consistirá en proporcionarles a las mamás cucharas medidoras, para que midan la cantidad de azúcar que consumen, junto con unas tiras de cambio de comportamiento, para que visualicen lo que han dejado de consumir. 

Actualmente están gestionando la implementación con los gobiernos de Zapopan y de Guadalajara.