El director de la oficina para México y Cuba de la Organización Internacional del Trabajo, Pedro Américo Furtado de Oliveira, abrió las actividades de Emplearte ITESO 2024 con la conferencia “Tendencias mundiales del empleo juvenil”
¿Qué está pasando en el mundo en temas laborales? ¿Cuáles son las expectativas y los miedos acerca del futuro del trabajo? ¿Qué retos hay que enfrentar y qué habilidades hay que desarrollar? ¿Cuáles son las agendas pendientes? ¿Cuál es la situación particular de México?
Estas y otras preguntas fueron respondidas durante la conferencia inaugural de las jornadas Emplearte ITESO 2024, “Tendencias mundiales del empleo juvenil”, a cargo del director de la oficina para México y Cuba de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Pedro Américo Furtado de Oliveira.
“México está en una condición [laboral] bastante favorable, es lo que se ha hablado muchísimo en los últimos meses: hablamos del nearshoring, que está generando más inversiones en el país. Se está atrayendo mucho capital y con eso empleo, pero tenemos que estar atentos a ver qué tipo de empleo se está generando”, expresó el funcionario, quien tiene formación académica en Brasil, Holanda y Bélgica en Relaciones Internacionales y Economía.
Para el especialista, hay tres retos fundamentales en temas laborales que las nuevas generaciones deberán enfrentar, mismos que deben ser una oportunidad para desarrollar políticas públicas desde el gobierno e involucrar tanto a empleadores como a trabajadores en una colaboración tripartita. Esta visión está sustentada en un documento de análisis que se redactó cuando la OIT cumplió 100 años de existencia, en 2019.
El primero de dichos retos son los cambios ambientales, que obligarán al desarrollo de empleos verdes en los que se necesitará mucha especialización; el segundo tiene que ver con los cambios demográficos, es decir, con el hecho de que, como sociedad, estamos envejeciendo, lo que generará varios impactos en el mundo laboral; el tercero son los desafíos tecnológicos que están creando formas atípicas de trabajo, por ejemplo, lo que se denomina la uberización de la economía, con la que se gana flexibilidad y movilidad laboral, pero se pierden derechos laborales y seguridad social; o el crecimiento de las inteligencias artificiales (IA), que traerá consigo la desaparición de algunas profesiones y necesidades de recalificación y aprendizaje continuo.
Todos estos escenarios implicarán desarrollar nuevas habilidades, distintas a las que están asociadas normalmente al trabajo, tales como las habilidades sociales y emocionales —la comunicación y la colaboración—; la habilidad cognitiva y metacognitiva, que tiene que ver con el alfabetismo básico: tener un pensamiento crítico analítico, aprender a aprender, revolver problemas y tomar decisiones; habilidades digitales básicas, para trabajar con el cambio digital permanente; y habilidades para los empleos verdes, teniendo en cuenta que la OIT calcula que a escala mundial se generarán al menos 24 millones de nuevos puestos de trabajo, dentro de un contexto de descarbonización, tratamiento del agua y generación de energías limpias.
La buena noticia para México es que, en los últimos 15 años que la OIT ha podido levantar información sobre trabajo juvenil, la tasa de desempleo disminuyó. De acuerdo con datos del INEGI, de los países de la OCDE, nuestro país tiene el menor nivel de desempleo, con 2.7 por ciento. Los datos de los jóvenes en el mundo indican 13 por ciento de desempleo.
A lo anterior se suma que ha habido cambios positivos en legislación y en las políticas en el sector laboral en los últimos seis años, como la desaparición del outsourcing, la democratización y los cambios normativos en los sindicatos, las mejoras al salario mínimo, y que se siguen discutiendo actualmente asuntos como la reducción de la jornada laboral.
Empero, lo que aún es parte de la agenda pendiente, según explicó Furtado de Oliveira, es la cuestión de la paridad de género; de hecho, la pandemia por covid-19 amplió esta brecha y aún no se ha podido cerrar. La OIT calcula que hay 65 millones de jóvenes en el mundo, de los cuales 20 por ciento (13 millones) ni trabajan ni estudian, y, de esa cifra, dos terceras partes (poco más de 8.5 millones) son mujeres.
“A pesar de las señales positivas, todavía hay una disparidad muy fuerte entre hombres y mujeres. A esto se suma que los jóvenes están pasando por momentos de ansiedad sobre su futuro […]. Hay preocupación sobre la estabilidad laboral: muchos se están comparando con sus papás cuando tenían su edad, y veían que ellos estaban mejor, y se preguntan si van a conseguir una estabilidad económica o independencia financiera en su vida”, señaló.
Desafíos tecnológicos de las IA
Respecto al impacto de las IA, para Furtado de Oliveira, quien ha sido consultor del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, lo primero que hay que hacer es romper con varios mitos alrededor de ellas, especialmente aquel que indica que van a sustituir por completo a los humanos en los puestos laborales.
En la OIT calculan que entre 20 y 38 por ciento de los empleos podrían verse influidos por las IA, pero esto no significa sustitución o automatización de puestos, sino su transformación. Se calcula que entre 8 y 14 por ciento de los trabajos podrán verse mejorados, por la productividad que se va a generar, y que sólo entre 2 y 5 por ciento corren el riesgo de desaparecer.
“Lo que sí sabemos es que es probable que las IA van a diferir significativamente entre hombres y mujeres; más del doble del empleo femenino podría verse afectado, con mujeres que hacen trabajos administrativos, especialmente en los países de renta alta. También sabemos que los trabajadores asalariados, como vendedores, arquitectos, educadores, trabajadores sanitarios o de servicios personales, tienen más probabilidad de beneficiarse de efectos transformadores de las IA”, agregó.
FOTO: Zyan André