La académica de la Universidad Politécnica de Valencia impartió la charla «Calidad alimentaria y agroecología. Diferencia entre modelos productivos», como parte del curso «Agroecología y nutrición: de la molécula al plato» del Verano Internacional ITESO 2023

Para María Dolores Raigón, la cosa es más que clara: «Los alimentos agroecológicos son vida. Compremos salud». A lo largo de una hora ha mostrado tablas en las que se demuestra cómo los alimentos producidos con este modelo tienen más nutrientes. En eso, ha dicho, influye mucho la calidad del suelo: «Si la fruta se alimenta bien, nosotros comemos bien». También es importante que el alimento tenga buen sabor, porque «si el alimento no está rico, no funciona: es algo que no conviene a la agroecología». Éstas son algunas de las ideas que la académica española planteó durante la charla «Calidad alimentaria y agroecología. Diferencia entre modelos productivos», que tuvo lugar en el Auditorio D1 del ITESO como parte del curso «Agroecología y nutrición: de la molécula al plato», que forma parte del programa del Verano Internacional ITESO 2023. 

La académica de la Universidad Politécnica de Valencia, España, comenzó diciendo que la charla estaba enfocada en el concepto de calidad, y señaló que era importante establecer bien de qué se habla cuando se menciona la calidad en los alimentos, ya que las grandes cadenas productoras y de comida rápida también están usando el concepto para la comercialización de sus productos.  

En el caso de los alimentos, agregó, hay cuatro grupos de atributos que sirven para determinar la calidad: los sensoriales, los ocultos, los comerciales, y los sociales y medioambientales. Ya entrando en materia, dijo que se entiende como producción agroecológica a un sistema tradicional y sustentable de producción de alimentos seguros, que se caracterizan por tener mayor número de nutrientes y antioxidantes, así como menor uso de sustancias químicas y menor generación de residuos. 

Para comenzar con las gráficas, expuso que los alimentos cultivados al aire libre tenían más cantidad de nutrientes que los cultivados en invernadero. Dijo que desde hace décadas se ha registrado una pérdida en los minerales de las verduras, consecuencia de que «hemos ido sufriendo la erosión de los nutrientes de los alimentos por cuatro razones: sustituir las variaciones autóctonas de los alimentos por variedades híbridas o mejoradas; el empobrecimiento de la diversidad biológica de los suelos; la recolección prematura y la maduración en cámaras, y las largas distancias entre el productor y el consumidor».  

Al tiempo que exhibía tablas comparativas entre los nutrientes como proteínas y grasas contenidas en alimentos «ecológicos y no ecológicos», explicó que actualmente hay una efervescencia de todo lo relacionado con la gastronomía y la nutrición, pero sin aval científico. También dijo que es importante conectar a los consumidores con los productores, porque «tan importante es producir bien como consumir bien». 

Raigón mencionó que un sistema óptimo alimentario debería contemplar el cien por ciento de productos agroecológicos, así como reducir 27 por ciento el consumo de carne y generar 50 por ciento menos desperdicios. También dijo que es importante trabajar para que más personas tengan acceso a los alimentos producidos con este modelo. «Los alimentos agroecológicos tienen que ser democráticos. Desde niños se debe inculcar una cultura de consumo de estos productos. También deben ofrecerse, por ejemplo, a las personas hospitalizadas, que son las que necesitan más nutrientes. Es necesario generar políticas públicas para apoyar la producción». 

Para finalizar, dijo que la producción alimentaria debe «considerar el valor nutricional, social y medioambiental. El carácter holístico es lo más importante de todo».

FOTO: Luis Ponciano