Las instancias del ITESO que trabajan en acciones de restauración e investigación en el Bosque La Primavera presentaron el “Diagnóstico preliminar y estrategias de restauración ecológica post incendio”.

“La ventana de oportunidad para la conservación de La Primavera se nos empieza a cerrar, debido al crecimiento de la ciudad ya que la mayor parte de las amenazas al bosque surgen de las presiones generadas por el crecimiento urbano” afirmó Sandra Valdés, profesora del ITESO durante la presentación del “Diagnóstico preliminar y estrategias de restauración ecológica post incendio en el Bosque La Primavera” que hizo la universidad el lunes 13 de mayo en Casa ITESO Clavigero.

 

La también presidenta de la asociación civil Anillo Primavera enfatizó que la estrategia más eficaz para conservar el bosque está afuera de él, está en la creación de una zona de amortiguamiento y transición, que tome en cuenta a las 25 poblaciones que se establecieron históricamente en los alrededores de La Primavera.

Para esto, agregó, Anillo Primavera propuso las siguientes acciones urgentes:

  • La declaratoria para la conservación de los corredores biológicos, para esto, se pueden utilizar herramientas municipales, declaratorias de áreas naturales protegidas municipales.
  • Veda de fraccionamientos en el perímetro del bosque para bajar la presión inmobiliaria que se ejerce sobre el área natural protegida.
  • La regulación de actividades agroindustriales entorno al bosque, que reduzca las presiones que ejercen tanto los corredores tecnológico industriales al norte del bosque como los invernaderos en el sur.
  • Armonizar las herramientas de ordenamiento territorial vigente como son los planes de ordenamiento ecológico estatal, municipal y planes parciales.

A estas, Sandra Valdés agregó la regulación de las actividades recreativas al interior del área natural protegida del bosque. “Es importante que dentro del área natural protegida se haga un estudio de capacidad de carga para entender cuáles son las actividades y cuántas personas pueden ingresar al bosque antes de afectarlo, ese estudio no existe y se siguen autorizando actividades recreativas al interior del polígono”.

El ITESO, señaló la profesora del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano, realizó dicho estudio con base en el que se realizan las visitas al polígono que le pertenece a la universidad.

“Sería muy importante que las oficinas del bosque de la primavera tengan esa información para que puedan tomar la decisión de cuántas personas pueden ingresar al bosque, qué actividades se pueden realizar y en qué temporadas, de manera que, si en este momento las actividades por el estiaje pueden generar erosión del suelo o incendios entonces sean restringidas. Y en temporada de lluvias, que baja la vulnerabilidad, entonces se puedan ir abriendo las actividades, pero conforme a la capacidad de carga”.

 

11 años de trabajos de recuperación hechos ceniza

Hasta hace algunas semanas estudiantes del ITESO trabajaban en un estudio sobre cuánto carbono estaban capturando los árboles que están en el predio de la universidad, este proyecto se perdió con el incendio del pasado 11 de abril. No fue lo único, ya que la universidad realiza trabajos de restauración desde 2008 de los que hoy quedan cenizas, troncos y líneas blancuzcas donde antes estaban las barreras que impedían que se erosionara el suelo.

“Cuando se quema un bosque lo que piensa la gente es tenemos que ir a plantar árboles y no, lo primero que hay que hacer es evitar que se nos erosione el suelo, es conservarlo”, señaló Hugo de Alba, profesor del Departamento de Procesos Tecnológicos Industriales.

Detalló que el tipo de precipitaciones que hay en la región, donde cae mucha agua en poco tiempo, hace a los suelos vulnerables a la erosión y lo que hacen las barreras en disminuir su velocidad, retener agua y una vez que se controla el suelo ahora sí se puede pensar en una reforestación de especies nativas.

Y, adelantándose a la pregunta de si estas acciones sirven, Hugo de Alba señaló que, aunque el predio del ITESO –de casi 30 hectáreas– fue de los más afectados por el incendio de 2008, en once años, se logró que fuera la zona con mayor vegetación que los predios aledaños.

“En el ITESO tenemos dos visones en el uso de estos predios, el primero es un lugar donde podamos hacer conciencia de esos beneficios que nos da el bosque, donde podamos hacer educación ambiental; el segundo es que vemos al predio como un laboratorio vivo, es una oportunidad única donde nuestros estudiantes pueden tener un aprendizaje situado y significativo sobre las interrelaciones ecológicas bosque-ciudad que hay”.

En total, desde 2008, la inversión hecha por el ITESO asciende a casi un millón 700 mil pesos, según informó Sergio Nuño, profesor del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano.

Las horas de trabajo y la inversión económica la universidad lo hace “en pro del bosque, para el bien de toda la comunidad, de la Zona Metropolitana de Guadalajara, buscamos la sostenibilidad del bosque, buscamos que todos puedan disfrutarlo, que todos puedan cuidarlo. Nuestra visión es tener un espacio para todos no solamente para el ITESO”, dijo Sergio Nuño.

A nombre del ITESO, Óscar Castro, director del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano, afirmó durante la presentación que se seguirá apostando a las labores de conservación y educación en torno al bosque.

“Uno podría cuestionarse si vale la pena seguir haciendo estas acciones, volver a invertir y dentro de 10 o 15 años volver a tener un incendio que arrase con el trabajo y la inversión hecha, nuestra institución cree que sí”.

El profesor agregó que existe el interés de encontrar otras formas con la que esta inversión humana, económica, ambiental esté mejor preservada y para ellos se diseñarán acciones con otras instituciones educativas y públicas.

En la presentación también participaron Pedro Alcocer, profesor del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano; y Luis Eduardo Pérez Bernal, profesor del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática.