El 23 de marzo se presentó en la Casa ITESO Clavigero el ‘Recetario para la memoria‘, una obra que reúne las recetas de los guisos que más les gustaban a familiares desaparecidos, producto del trabajo colaborativo entre 72 familias y 10 colectivos de Guanajuato
La recreación de los platillos predilectos de sus familiares desaparecidos les dio un poco de paz a las mujeres buscadoras. En un principio, quienes idearon el proyecto dudaron si una publicación así aportaría algo al tema de la desaparición forzada en México. ¿Cómo encontrar sentido en medio de tanto sinsentido? Ahora, después de más de dos años de trabajo colaborativo entre 72 familias y 10 colectivos guanajuatenses, existe el Recetario para la memoria.
El libro fue presentado el 23 de marzo pasado en la Casa ITESO Clavigero. La obra reúne las recetas de los guisos que más les gustaban a familiares de desaparecidos. Para este proyecto gastronómico, fotográfico y social, la comida fue elaborada por madres, esposas, hermanas e hijas de distintos municipios de Guanajuato.
Para las mujeres buscadoras que participaron en la realización de este recetario, la experiencia no fue sencilla. Fue dolorosa, pero también gratificante. El hecho de cocinar para los ausentes y comer en familia logró que muchas de ellas recordaran a sus seres queridos desde un punto de vista diferente. Algunas hasta sintieron que sus hijos desaparecidos llegarían a comer a sus casas, como no ha sucedido desde hace mucho tiempo.
Durante la presentación, Clarissa Moura, coautora del recetario y diseñadora del proyecto, insistió en que la lucha de las mujeres buscadoras debe abrazarse a la ternura para potenciar su fuerza política y su significado transformador: “El horror no va a devorarlo todo, porque estas mujeres resisten leyendo expedientes, interpelando fiscales, buscando a campo traviesa mientras crían hijos y nietos, trabajan fuera y, en el hogar, también guisan para sus amores”.
“Con el recetario queremos proponer que nos abriguemos de todos estos sabores para decirles a estos cientos de miles de familias que aquí estamos, que no están solas, porque la memoria es algo que debemos nutrir como sociedad. Para que la mesa vuelva a estar servida para todos, porque la paz sólo será posible con memoria, verdad y justicia”, declaró.
Por su parte, Alejandra Nuño Ruiz Velasco, directora del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ, del ITESO; invitó a la sociedad no sólo a adquirir el libro, sino también a cocinar los platillos desde el ejercicio de solidaridad y de empatía colectiva que es preparar estas recetas, con todo lo que implican: “El Recetario para la memoria nos presenta a los hijos, hijas, nietos, esposos, esposas, madres, padres, hermanos y hermanas. Hay casos de personas migrantes, de mujeres, de personas jóvenes, de personas de mayor edad y amigas que faltan. Compartir a través de lo que les gustaba comer o cocinar es fundamental”.
Para la académica, la verdad y la memoria son dos de las principales reivindicaciones que tienen las familias de personas desaparecidas: “A ese binomio hay que sumar la dignidad, la dignidad que se ve muy bien reflejada en este maravilloso trabajo colectivo. Es un trabajo multidisciplinario desde diferentes visiones, teniendo en la centralidad a quienes viven todos los días este flagelo, como otras violaciones de derechos humanos”.
“Pienso en el rol que le toca a la academia en estos momentos. No somos una ONG, no somos una autoridad, pero sí que somos personas que, desde una posición en muchos momento muy privilegiada, podemos y debemos acompañar tantas luchas entre las familias y tantas historias y tantos dramas que vimos en Guanajuato y, por supuesto, que vemos en Jalisco”, recalcó.
A decir de Moura, es urgente la necesidad de abrir muchos más espacios de encuentro, porque la violencia afecta a todas y a todos: “Necesitamos reconstruir, reparar, sanar, porque las secuelas de esta violencia son incalculables. Debemos empezar a encontrar la manera de posibilitar la alegría, la risa, la memoria llena de vida, porque estas mujeres nos enseñaron que aun en el dolor más profundo siempre hay espacio para un plato más”.
En este proyecto, para el que se visitaron ciudades como Celaya, Irapuato, León, Silao y Salamanca, las buscadoras aparecen en el libro de una forma distinta de la que la sociedad está acostumbrada a verlas y a conocerlas.
Martha Cecilia Cruz Reyes, del Colectivo Madres Guerreras de León, es madre de Lucio Uriel López Cruz, desaparecido el 30 de agosto de 2017. Es una de las participantes en el recetario. Su experiencia fue interesante y triste. Le costó trabajo escoger un platillo para prepararle a su hijo porque, dijo, él era de comer de todo: “Le hice su filete empanizado. Créanme que no fue tan fácil, fue un poco triste, pero también muy, muy, muy feliz, muy satisfecha me sentía de hacerle a mi hijo su platillo que le gustaba. Me sentía como si mi hijo fuera a llegar a comer, como si mi esposo y mis hijos lo estuviéramos esperando porque él iba a llegar a comer”.
“A nuestros desaparecidos a veces nada más los queremos recordar con el dolor, con las búsquedas. También está bien recordarlo en sus comidas favoritas, llevarlo siempre en nuestro corazón. Se me hizo muy, muy bonito esto del Recetario de la memoria hacia nuestros desaparecidos. Hoy los estamos buscando en aquellas tierras que antes nos daban de comer”.
El libro tiene un costo de 550 pesos, de los cuales una parte es destinada para apoyar a los colectivos de mujeres buscadoras. Se puede adquirir en la página http://recetarioparalamemoria.com/es/comprar, en la biblioteca de la Universidad Iberoamericana León y en la librería del ITESO.
Para la publicación de este libro se contó con el apoyo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, de la Universidad Iberoamericana León, Artículo 19, Artes Gráficas
Panorama, el chef Jaime Durán, Open Society, la Red de Periodistas de a Pie, la Plataforma por la Paz y Justicia en Guanajuato, y el colectivo Buscadoras Guanajuato.
En la presentación también estuvieron Luis Alfonso González Valencia, SJ, rector de la Ibero León; Helena Fabré Nadal, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), y Esperanza Chávez Cárdenas, del Colectivo Por Amor a Ellxs.
“Necesitamos reconstruir, reparar, sanar, porque las secuelas de esta violencia son incalculables. Debemos empezar a encontrar la manera de posibilitar la alegría, la risa, la memoria llena de vida, porque estas mujeres nos enseñaron que aun en el dolor más profundo siempre hay espacio para un plato más.”
Clarissa Moura
FOTO: Mylla González