Alejandra Nuño, directora del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ, habló en la Cátedra Latinoamericana Ignacio Ellacuría, SJ, sobre el papel del centro para incidir en la realidad, empleando todo el peso de la universidad para transformarla.   

 

En la semana en la que se conmemora el 31 aniversario del asesinato de Elba y Celina Ramos, dos colaboradoras de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, y de los jesuitas Ignacio Ellacuría, Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno, Armando López y Joaquín López, Alejandra Nuño, directora del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ (CUDJ), del ITESO, participó este miércoles en la mesa “Violencia y Justicia: sanciones, reparación del daño, mediaciones”, en el marco de la Cátedra Latinoamericana Ignacio Ellacuría, SJ, que tocó el tema “Rupturas, suturas y reconstrucción social. ¿Cómo subsanar tejidos sociales maltrechos?”  

Durante su mensaje de bienvenida, el Dr. Saúl Cuautle, SJ, Rector de la IBERO CDMX-TIJUANA y del TUVCH, mencionó que el pensamiento de Ignacio Ellacuría sirve de marco para el análisis y la reflexión de nuestra realidad. 

“Para Ellacuría no bastaba con la dimensión intelectual conociéramos la realidad, él especialmente se fijaba en que era necesario un momento ético en el que nos detuviéramos a comprender lo que ocurre en nuestra realidad para luego influir en los acontecimientos y hacer que la realidad histórica y presente se encamine hacia la esperanza, hacia la realización del reino de Dios y no hacia un abismo, no hacia una destrucción, no hacia una poca solidaridad entre los humanos”, dijo. 

Con este espíritu, hace cerca de quince meses, el padre Rector de ITESO, Luis Arriaga Valenzuela, SJ, visibilizó la necesidad de potenciar el trabajo en Derechos Humanos ha estado haciendo desde hace varias décadas. Fue entonces que se creó el Centro Universitario Por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ, con una vocación de intervención social universitaria.  

Este centro se creó con cuatro programas que se hicieron – a raíz de un diagnóstico previo – para saber cuáles eran los problemas principales que aquejaban a Jalisco: el de desaparición, tortura y ejecuciones extrajudiciales, el de seguridad ciudadana y justicia, el de violencias de género y el de derecho al agua y el territorio.  

El decreto de la creación del centro indica que éste tiene la facultad para litigar estratégicamente, así como contribuir al fortalecimiento institucional y a generar capacidades de diferentes actores sociales, incidir en políticas públicas a favor de los derechos humanos, analizar, investigar, criticar y revisar la situación de los derechos humanos en Jalisco y en otros lugares, y hacer un acompañamiento transversal a víctimas de los derechos humanos.  

Tras esta introducción sobre la creación del centro, Alejandra se enfocó en explicar lo que se ha tratado de hacer desde el programa de desapariciones, los aprendizajes obtenidos en los últimos meses y la visión a futuro. 

“El tema de las desapariciones nos llamaba a hacer algunas acciones al interior de la universidad”, expresó, “entonces el tema era cómo empezábamos a sensibilizar y hacer un involucramiento de la comunidad universitaria”. 

Así, se dieron las condiciones para realizar un foro de reflexión y propuesta sobre desapariciones en Jalisco. Inicialmente pensado como una charla magistral del ex ministro de la Suprema Corte de Justicia, José Ramón Cosío, la efervescencia de alumnos y profesores terminó convirtiéndolo en un foro de una semana de duración.  

Si bien el foro puso al ITESO como un referente indiscutible sobre el tema, el desafío más importante fue continuar acompañando a las familias desde diferentes ópticas. Así pues, tras el foro el centro lanzó una serie de cápsulas de autocuidado para que las familias entendieran que en la medida en que están fuertes emocional y físicamente, en esa medida pueden continuar su labor de búsqueda, su exigencia de justicia y de verdad por sus seres queridos desaparecidos. 

También se ha hecho acompañamiento técnico y político en el proceso legislativo con grupos de familiares de desaparecidas y desaparecidos.  

“Así como desde hace 31 años en El Salvador, en América Latina, en México y en Jalisco seguimos viviendo tiempos convulsos, es muy apremiante que tengamos una investigación aplicada que sea pertinente para visibilizar las violencias, las exclusiones, que se atreva a increpar a los sistemas políticos que tal vez nos han quedado a deber mucho. Creo en esa incidencia dirigida a transformar realidades, así como en el acompañamiento cercano, humano y eficaz, es decir, que responda a las necesidades de las familias”, finalizó Alejandra Nuño 

Los otros dos ponentes que participaron fueron Lidia Rodríguez, coordinadora de la Cátedra Ellacuría del Tecnológico Universitario del Valle de Chalco, con el tema “Valle de Chalco: violencia y desaparecidas”, y Ernesto López Portillo, coordinador de Programa de Seguridad Ciudadana Ibero CDMX, quien habló acerca de las profundas contradicciones – lo que se dice que queremos lograr vs. lo que se logra - que presenta la historia de las violencias en México.