Existen alternativas altamente efectivas para transitar la ansiedad empleando herramientas espirituales; la que te proponemos surge de San Ignacio de Loyola y es una nueva forma de discernir ante las tensiones, complejidades, personas, fronteras, riesgos y ambigüedades del mundo

Por Adriana Méndez, Coordinación de Acompañamiento para la Excelencia Académica

Consumir es una práctica que realizamos todos los días de nuestra vida: redes sociales, mensajes, likes, comida, preocupaciones, problemas y riesgos; pero hoy más que nunca nuestra manera de hacer esto nos está rebasando mental, física, emocional y espiritualmente y nos orilla a vivir en un estado continuo de ansiedad e insatisfacción que no tiene límite.  

Hoy, lo más impactante es que a tu edad universitaria estés viviendo en un estado de ansiedad social desbordante, en lugar de disfrutar con plenitud lo que tienes, a las personas que te rodean y las decisiones que vas tomando para lograr tus propósitos personales, académicos y profesionales.   

Las fuentes de información nos dicen que estamos en una época en la que el número de jóvenes mexicanos presenta el mayor índice de ansiedad a nivel mundial después de la pandemia (OMS, 2023). Sin embargo, esto no significa que estés destinado a vivir una vida catastrófica, insatisfactoria, aislado de todos o sin sentido.  

Te queremos decir que, a pesar de que puedas estar pasando por momentos difíciles, existen alternativas altamente efectivas para transitar la ansiedad empleando en tu vida herramientas espirituales que tienen más de 500 años de haber sido comprobadas por personas y organizaciones como el ITESO. Y, que la ventaja que tienes hoy es que puedes elegir desde donde vivirte de forma consciente, liberándote de esos pensamientos, prácticas y creencias que solo te generan ansiedad, tales como: “todo está bajo control”, “todo me pasa a mí” o “tengo que resolver todo sin ayuda de nadie, yo solo(a) puedo”.  

La iniciativa que te proponemos surge de San Ignacio de Loyola (fundador de los jesuitas), quien eligió y aprendió a vivir desde la propuesta experiencial de Jesús de Nazareth, una persona auténticamente humana a la que no le resultó sencillo convivir en el contexto que vivió de forma auténtica, justa, hacia el bien común y con sentido de vida, es decir, acorde a quién era, lo que le interesaba transmitir a los demás; y que a pesar de las dificultades que tuvo que enfrentar en la época que estaba bajo el imperio romano, aun así, decidió hacer con sus propias herramientas, vivir de la mejor manera posible manifestando sus convicciones en palabras, actitudes, en su modo de enfrentar los problemas y acompañar a los demás, respetando al mismo tiempo las heridas, historias y creencias de los demás. Es así como, desde las experiencias de Jesús, San Ignacio construye y comparte una nueva forma de discernir ante las tensiones, complejidades, personas, fronteras, riesgos y ambigüedades del mundo.   

Esto cobra sentido a partir de que nos reconocemos humanos incapaces de enfrentar las complejidades del mundo sin contar con el conocimiento suficiente sobre las opciones que tenemos para experimentar con la fortaleza suficiente y convicción para atender la inmediatez social, cultural, religiosa, política, familiar y económica sobre la que nos expresamos hacia nosotros mismos, con los otros y con el resto del mundo. 

Ante ello, es importante reconocer que nuestra forma de consumir decisiones se basa fundamentalmente desde los otros o lo otros (redes sociales, demanda social, creencias limitantes y conflictivas), y por ello la toma de decisiones para vivirnos mejor, libres de ansiedad, nos está costando nuestra salud y relación con nosotros mismos, con las personas que amamos y con todos los recursos que disponemos para vivir con plenitud. Esta propuesta integra estos valiosos elementos que a Jesús y a San Ignacio les permitieron atender mejor su realidad y transformarla, cobrando mayor sentido desde su pensar, sentir y actuar.  

Te compartimos los elementos esenciales que podrían ayudarte a tomar mejores decisiones de forma consciente y liberarte de la ansiedad, habilitando su gran capacidad de interiorizar para reconocerte como persona capaz de construir tu principio fundamental que da soporte y sentido a tu existir:  

  1. Identificar qué es lo que requieres atender en tu vida y disponerte a tomar las decisiones que sean necesarias para mejorar tu estilo de vida. Permítete leer y documentarte para tener un punto de partida más objetivo al respecto.  
  2. Clarificar los pros y contras que dicha situación presenta realmente en tu vida, con el objeto de deliberar cuál es el punto de partida. En este punto es necesario madurarlo al menos un par de semanas, para lograr mayor claridad al respecto, ya que te permitirá tener mayor conocimiento sobre la situación y percepción de ti mismo(a) ante ello.  
  3. Evaluar para evidenciar cuáles son las necesidades prioritarias que se deben de atender, si esto genera cierta paz interior o se aleja de lo que realmente te permite dar sentido a tu vida y de tu relación con tu origen, que es Dios.  
  4. Antes de decidir, hacer o poner en marcha, es indispensable meditar la decisión de forma individual, visualizando los posibles resultados para que tu aprendas a reconocer los alcances de tus decisiones. Cuando la decisión la tengas suficientemente clara, recuerda que no es necesario dar explicaciones a nadie.  
  5. Integrar en tu decisión una retro constructiva solo de aquellas personas que realmente son capaces de apoyarte objetivamente en tu toma de decisiones, que cuentan con criterio suficiente para fundamentar su apreciación y que se muestran lo suficientemente respetuosos con tu ser, que hacer y actuar. 
  6. Al final, destinar un tiempo para poner en marcha tu decisión y disponte a atender los resultados de la mejor manera posible. Recuerda que las experiencias son para aprender de ellas y que no necesariamente tiene que salir todo “bien”.   

Aprende a reconocerte humano, con sus límites, fallas y errores, ya que que parte de reconocerte quién eres y a dónde vas es un camino largo que requiere tiempo, paciencia y constancia de vivirte en relación activa con Dios, manifestándote tal cuál eres, porque es así como él te ama y te aprecia.  

Toma nota que elegir vivirte es un proceso complejo y conflictivo entre tus pensamientos, tu propio yo, los otros u otras cosas que vienen de fuera. La solución no es callar la ansiedad o evitar todo lo que pueda provocarla, sino ordenar tus pensamientos, emociones, acciones, creencias y relaciones. Los tiempos y modo en que vas tomando elección, te ayudarán poco a poco a garantizar esa reordenación que hace posible una mejor elección (Rodríguez, 2021).  

Lo que te lleva a vivir con sentido (vivirte en la construcción de tu buen espíritu que trasciende, que transforma que comparte y da vida) o versus vivir una persona con un espíritu que roba, que lastima, que agrede y limita toda posibilidad de plenitud, es a partir de la elección de vivir nuestra humanidad a través de la espiritualidad.  

Referencias:

OMS. (2023). Estimaciones Mundiales de Salud de la OMS 2019 (2020). Recuperado el 20 de marzo de: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/adolescent-mental-health#:~:text=Se%20calcula%20que%20el%203,a%2019%20a%C3%B1os%20padecen%20depresi%C3%B3n. 

Rodríguez, C. R. (2021). “La toma de decisiones en el acompañamiento espiritual ignaciano. El aporte del método teológico-decisional”. Rivista di ricerca teologica, 32, 241-264.  

Serra Martínez SJ, J. L. (2019), Encontrar a Dios en todas las cosas. Curso de discernimiento.