Durante la pasada edición de Vive ITESO, se registraron agresiones en contra de alumnas de preparatoria que visitaban el campus. La universidad rechaza los actos de violencia contra la mujer y dará seguimiento al caso mediante la construcción de una cultura de respeto que incluirá cursos, talleres y sanciones conforme a sus reglamentos.

El ITESO es una universidad que promueve por distintas vías la convivencia respetuosa entre hombres y mujeres.

La violencia contra las mujeres es una problemática social que en ocasiones es difícil de identificar. Para ello es necesario reconocerla en los actos que nos parecen cotidianos, y darle nombre a los hechos que denigran su integridad. Durante los días 17 y 18 de octubre, en la actividad de promoción de licenciaturas en la que la universidad invita a estudiantes de preparatoria a que la conozcan, algunos alumnos  cometieron actos que son considerados como violencia contra la mujer.

Chiflidos, aullidos, ladridos, gritos con frases obscenas, piropos subidos de tono, descalificaciones, peticiones de “¡vuelta, vuelta!” y hastahojas con números que calificaban el cuerpo de las estudiantes de preparatoria, fueron parte de los actos en los que participaron alumnos y alumnas de la universidad, algunos de manera activa y otros de manera pasiva, observando o riéndose. ¿Cómo se pasa de lo que ciertos estudiantes catalogaron  un simple “juego” a lo que se conoce como violencia comunitaria?

Es una de las preguntas que durante las últimas dos semanas nos hemos hecho como universidad en distintos espacios. El Centro de Formación Humana (CFH), en 180 grupos con alumnos de todas las carreras, ha reflexionado sobre estos hechos con cerca de 5 mil 400 alumnos que cursan alguna materia del Centro.

Después de celebrar debates y narrar experiencias, han concluido que detrás de un acto que pudiera considerarse como un piropo, una broma o un juego entre hombres y mujeres, se esconden actos de violencia, la cual es necesario erradicar.

Luis Marrufo, jefe del CFH, subraya que la universidad considera inadmisibles las conductas sucedidas en el pasado Vive ITESO, y que se dará seguimiento puntual a lo ocurrido, buscando formar a los alumnos en la tolerancia y la equidad de género en el corto y mediano plazo.

“Es una situación de violencia de género que ha ido escalando y que podría resultar en otro tipo de actos más graves”. Apuntó que se sancionará a quienes participaron en las agresiones con medidas acordes a la reglamentación de esta Casa de estudios.

Explica que los actos de violencia que se dieron hacia las mujeres se pueden clasificar en tres tipos: violencia psicológica, sexual y violencia en la comunidad. De acuerdo a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las  Mujeres (Conavim), la violencia psicológica se presentó porque fueron actos u omisiones que dañan la estabilidad psicológica, como humillaciones, devaluación del sujeto y comparaciones destructivas. También hubo  violencia sexual, porque es un acto que degrada el cuerpo o la sexualidad de la víctima, y por lo tanto atenta contra su libertad, dignidad e integridad física.

Los hechos también entran en la denominada “violencia en la comunidad”, porque de acuerdo a la Conavim, “son actos individuales o colectivos que trasgreden los derechos fundamentales de las mujeres y propician su denigración, discriminación, marginación o exclusión en el ámbito público”.

En masa se negocia el silencio y la complicidad

Eneyda Suñer, profesora del CFH y del Departamento de Filosofía y Humanidades, explica que las acciones individuales que se dieron de manera colectiva provocan una situación en la que otros se dejan llevar y se unen, en la que todos hacen y nadie es autónomo ni responsable.

“En la masa, la tolerancia es un término en que se escudan la pereza de intentar comprender o, peor aún, se negocia el silencio en aras de la complicidad. En aras de no asumir responsabilidades, nadie vio nada, nadie supo nada y todos –menos los agredidos–, salen aparentemente ganando”.

Yetlanetzi Olvera e Itzia Rangole, estudiantes de Filosofía,  presenciaron las faltas de respeto hacia las mujeres. Comentan que estas son un asunto cotidiano en la universidad, a menor escala, pero que no dejan de ir en contra de los valores que se fomentan en la institución. “No estamos caminando en un ambiente donde te sientes segura, porque sabes que alguien te está viendo de una manera específica. No queremos una universidad donde los chavos no entienden lo que es respeto”, afirma Olvera.

Elsa Pérez, profesora  de las asignaturas “Sexualidad y sociedad” y “Equidad y género” del CFH, explica que concebir como “naturales” las acciones de violencia contra la mujer, resta valor al trabajo que se ha hecho en  favor de sus derechos y a los avances legislativos aplicados alrededor del mundo. “Desafortunadamente, los cambios culturales no van a la par con los cambios legislativos”.

A decir de la académica, “la dominación del hombre hacia la mujer ha sido justificada culturalmente, lo que ha propiciado que se considere como algo normal o natural, que así tiene que ser. Lo vemos reflejado en el hogar, en el ámbito público, social, político y económico”, expone Pérez.

Agrega que la violencia se aprende y no es algo innato del ser humano, que se ha aprendido a ver a las mujeres como objetos sexuales, “y como son objetos se pueden desechar. Lo que se presentó en Vive ITESO es un reflejo de lo que se vive en la sociedad. No se debe  permitir que esto que se ve como algo tradicional, encubra un asunto de agresión directa hacia las mujeres.

Si detectas este tipo de acciones en el ITESO, repórtalas con el coordinador de tu carrera o el Procurador de Derechos Universitarios, en el correo procurador@iteso.mx. También vale la pena consultar la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia o la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación. Texto Fabián Ramírez Flores/Karina Osorno Foto Carlos Díaz Corona