En el camino a lograr una formación estratégica y actualizada de las habilidades de lecto-escritura a nivel universitario, las y los profesores son una parte esencial de este proceso, que se extiende más allá de los primeros semestres

Hace algunas semanas se aplicó por primera vez la evaluación Collegiate Learning Assesment (CLA+) a estudiantes de los primeros y últimos semestres de todas las licenciaturas de ITESO. El CLA+ busca examinar la contribución de una institución al aprendizaje de los alumnos, no es un examen individual ni se centra en el contenido específico de una disciplina, sino en habilidades generales de la educación como el desempeño de la lectura crítica, la evaluación de textos, el razonamiento analítico y la capacidad de comunicación escrita. Este proyecto fue lanzado en el año 2000 por el Council for Aid to Education (CAE), una organización estadounidense sin fines de lucro con sede en la ciudad de Nueva York (Benjamin y Chun, 2003). 

¿Por qué o para qué aplicar un examen que evalúa el desempeño que poseen los estudiantes de la lectura y la comunicación escrita de una institución específica? De acuerdo con los expertos, son de las actividades académicas más formativas que existen y de enorme potencial cognitivo, intrínsecas al aprendizaje de cada disciplina, fundamentales en el desempeño y éxito tanto académico como profesional y, sin lugar a dudas, uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan los estudiantes universitarios (Cassany, 1997; Goody, 1996). 

En la universidad, un estudiante lee para después escribir un texto relacionado con lo que leyó, lo cual requiere que posea diferentes habilidades como investigar sobre un tema, capacidad para filtrar la información más relevante de entre la enorme oferta bibliográfica, realizar una lectura significativa, así como generar ideas y organizarlas para finalmente, convertirlas en frases y párrafos lógicos, coherentes y cohesionados.  

El problema es que muchas veces los profesores damos por sentado que los estudiantes ya cuentan con estas habilidades, pero en la práctica docente diaria constatamos que la realidad puede ser muy diferente y, el hecho de que hayan sido admitidos en la universidad no significa que sean competentes para realizar las tareas de lecto-escritura en una cultura discursiva completamente nueva. Por supuesto que los estudiantes ya saben leer y escribir, lo aprendieron en la escuela primaria, sin embargo, es esencial acabar con la idea de que la lectura y la escritura se aprenden de una vez y para siempre:  

Escribir no es una habilidad que se adquiere y se desarrolla en un momento específico, esta se va transformando a lo largo de la vida, dependiendo de los contextos y exigencias educativas y en la universidad la escritura toma formas muy particulares, de acuerdo a las formas propias de cada disciplina (Carlino, 2002, p. 410). 

Así pues, es necesario que al ingresar al nivel superior los estudiantes adquieran nuevos conocimientos y habilidades y para acompañarlos en esta adquisición es responsabilidad del profesor universitario.  

Las siguientes son cinco entrevistas a estudiantes de primer semestre y de diferentes licenciaturas de ITESO en las que se les preguntó sobre su experiencia al presentar el examen CLA+, cómo fue su formación a nivel de lectura y escritura en sus preparatorias, cuáles consideran que son sus fortalezas y debilidades cuando realizan estas labores en la universidad, y cuál es el acompañamiento que reciben por parte de sus profesores universitarios. Por privacidad nos reservamos su nombre, solo se menciona su procedencia y carrera.

Testimonio 1. Es un estudiante de Ingeniería Civil proveniente del municipio del Grullo. Señala que en su bachillerato tomaba una materia que se llamaba Lectura, Expresión Oral y Escrita donde les ponían a leer libros y a realizar diversas actividades de escritura como monografías, ensayos, síntesis, resúmenes.  Afirma que sí sabe redactar, pero se le dificulta escribir un texto informativo porque siempre trata de dar un “punto más personal”. Sobre el examen CLA+ comenta que la segunda parte fue muy tediosa porque había que redactar un informe después de leer muchos documentos y, que además utilizaban un lenguaje “muy académico y no de mi área”, porque a él lo que le interesan son las matemáticas.  

Testimonio 2. Es una estudiante de Biotecnología que estudió la preparatoria en un colegio en la ciudad de Guadalajara, ahí tomó una clase de Lectura y Redacción los primeros cuatro semestres, en cada uno de ellos se leían dos o tres libros. Señala que lo más difícil del examen CLA+ fue escribir el informe porque “no era un tema de mi interés” y “fue difícil hacer una lluvia de ideas basándome en la lectura de los documentos”. Menciona entre sus fortalezas que al escribir un texto académico porque “sé cuál es la idea principal que quiero utilizar […], cómo quiero organizar mi texto, qué quiero poner en la introducción, cómo lo puedo cerrar, qué datos deben de venir en el desarrollo”. 

Testimonio 3. Es una estudiante de Psicología que se graduó de la preparatoria en un colegio privado del estado de Sonora. Sobre las actividades de lectura y escritura en la preparatoria afirma “no me acuerdo, creo que no tenía…, pues, tenía una clase de español y en cuarto semestre tuvimos un proyecto que era un discurso y pues hacíamos ensayos y así y también llevábamos metodología”. Sobre la escritura menciona que “le es difícil plasmar sus ideas, organizarlas, darles un orden” y su habilidad es “que soy muy práctica y sé sintetizar”.  En cuanto a la evaluación CLA+ comenta que lo más difícil fueron las lecturas.

Testimonio 4. Estudiante de Ingeniería en Sistemas Computacionales y graduado de una preparatoria de Sinaloa. Dice que las actividades de lectura y escritura que llevaba estaban más enfocadas en la literatura “cuentos, novelas, obras de teatro”. Comenta que se le dificulta la lectura porque “es una habilidad que no tengo desarrollada, que dejé de lado en la preparatoria y ahora eso me pasa factura”; sobre la escritura ahora ve “que existe un margen muy alto para mejorarla” y que escribir no es nada más “hacer verbo, tienes que ser directo, tener orden en las ideas, tener conocimiento de lo que hablas y una vez que entendí eso mi escritura se volvió mucho mejor”. Sobre el CLA+ afirma que el examen es relativamente largo, además que hay poner atención a muchos detalles, una de las dificultades del examen fue leer y revisar muchos documentos para saber “qué información te sirve y cuándo te sirve, esta tal vez te podría servir en algún momento y tener todo eso en la mente puede ser cansado, y además de leer los textos, hay que encontrar argumentos o contraargumentos”. 

Testimonio 5.  Es una estudiante de la Licenciatura en Mercadotecnia que cursó la preparatoria en un colegio de la ciudad de Guadalajara. En cuanto a las actividades de lectura nos cuenta que les dejaban leer varios libros para después hacerles un examen y escribir ensayos. Sobre el examen CLA+ “tenías que hacer creo que como un texto informativo con lo que leíste, y no se me complicó”, “era tedioso leer”, “yo soy una persona que lee y luego estoy pensando en otras cosas, entonces tengo que volver a leerlo para entenderlo ya bien”; sobre la tareas de lecto-escritura en la universidad la lectura [no es tan difícil] como la escritura, pero no me ha ido como me iba en la prepa, porque es diferente la forma de escribir en la prepa que en la universidad”, “el lenguaje es más formal y la estructura también”. 

Se puede apreciar por las entrevistas que las habilidades que poseen los estudiantes  para comprender y elaborar textos académicos es desigual, resultado de su formación heterogénea, porque si bien muchas instituciones de educación media tienen cursos relacionados con la lectura y escritura en el ámbito académico, otras carecen de estas prácticas o enfocan más en la lectura y escritura de textos literarios, de ahí que el reto al que los estudiantes se enfrentan en la universidad no sea en lo absoluto sencillo.  

Es por esto que la responsabilidad para lograr una formación estratégica y actualizada de las habilidades de lecto-escritura debería ser compartida por toda la comunidad universitaria, no puede depender solo de un profesor especialista de un curso de primer semestre, es muy poco tiempo para que aprendan todo un bagaje de nuevos conocimientos teóricos, formales y metodológicos, estas habilidades requieren técnica y revisión constante, tal como lo afirma Gottschalk (1997) «Ningún curso de primer año puede preparar a los estudiantes para escribir [y leer] en el cuarto año, en el nivel de complejidad requerida” (p. 41).  

Si eres estudiante, es crucial que busques la ayuda de profesores o tutores. El Departamento de Lenguas ofrece diversos acompañamientos sin costo para la escritura académica como las tutorías y el escritorio académico, que son servicios disponibles para toda la comunidad; por otro lado, si eres profesor, tú puedes guiar al estudiante a través del lenguaje, estructuras discursivas y géneros de tu disciplina, este apoyo es esencial en la difícil tarea que enfrentan nuestros estudiantes de leer y escribir textos académicos.

Bibliografía: 

 Benjamin R y Chun, M. (2003) A new field of dreams: The Collegiate Learning Assessment Project. Peer Review,5, 26–29. 

Carlino, P. (2003). Alfabetización Académica: Un Cambio Necesario, algunas Alternativas PosiblesEducere, vol. 6, núm. 20, enero-marzo , pp. 409-420[Salto de ajuste de texto]Universidad de los Andes. Mérida, Venezuela. 

Gottschalk, K. (1997) “Putting -and Keeping- the Cornell Writing Program in Its Place: Writing in the Disciplines”. Language and Learning Across the Disciplines 2.1, abril, pp. 22-45. 

Wingate, U. (2015). Wingate, Ursula (2015). Academic Literacy and Student Diversity: The Case of Inclusive Practice. Bristol: Multilingual Matters. 

Irene Escamilla es licenciada en Letras, maestra en Literatura Mexicana y  doctora en Filolología española por la Universidad Autónoma de Barcelona. Le interesa la lingüística, la fonética y la enseñanza del español como lengua extrajera y materna; ha sido profesora en estas áreas por más de 20 años.