El ITESO fue sede del III Encuentro de Aprendizaje y Servicio Solidario México, en el que se analizaron los retos y dificultades que enfrenta este modelo al enmarcarse como parte de la puesta en marcha de la Nueva Escuela Mexicana

Hace un par de años se dio a conocer una nueva reforma educativa que, englobada en el concepto Nueva Escuela Mexicana, busca reorientar la educación básica, la forma en que se imparten los conocimientos y, sobre todo, la forma en que se aplican. Dos de los aspectos más importantes es la importancia que se le da a la comunidad y el papel protagónico que se concede a niñas, niños y adolescentes. En su implementación, que no ha sido sencilla, la Nueva Escuela Mexicana (NEM) encontró en el modelo de aprendizaje y servicio solidario una herramienta. Y de ello se habló en el III Encuentro de Aprendizaje y Servicio Solidario, que tuvo como sede el ITESO y durante el cual se compartieron experiencias de campo y se pusieron en común algunos de los retos que han enfrentado los docentes al llevarlo a la práctica.

Elsa Vázquez, coordinadora de Acción Social del Instituto Asunción e integrante de la Red Mexicana de Aprendizaje y Servicio Solidario, fue la encargada de moderar el panel “Experiencias de Aprendizaje y Servicio en el contexto de la Nueva Escuela Mexicana: retos y oportunidades”. Vázquez explicó que uno de los puntos de encuentro entre la Nueva Escuela Mexicana y el modelo aprendizaje y servicio es la vinculación con la comunidad. Ambos, dijo, parten de un diagnóstico de la realidad para “responder a necesidades reales y concretas, vinculando la currícula académica”.

El panel permitió el intercambio de experiencias entre representantes de las y los docentes, autoridades escolares y educativas. El primero en participar fue Jacinto René Rivera López, de la zona escolar 3 y representante de la Secretaría de Educación Jalisco. Señaló que, desde su experiencia “como maestro y como asesor ténico-pedagógico”, implementación del nuevo plan académico ha implicado diferentes retos, sobre todo en lo que respecta al actor que debebería estar en el centro del proceso de aprendizaje: ¿la comunidad o las y los estudiantes? “Si lo que pasa en el salón de clases no tiene un impacto fuera, no sirve. Debemos educar para transformar sujetos y comunidades”. En ese sentido, añadió, “es difícil que los maestros piensen en proyectos que desde el salón impacten en la comunidad, porque están solos”.

María José Minakata, egresada de Ciencias de la Educación del ITESO y titular de la Dirección de Formación y Acción Social de la Ibero Ciudad de México, ha trabajado en la capacitación de docentes de primarias públicas. “Hemos tocado puertas de escuelas para hacer un diagnóstico y ver cómo viven los docentes el reto de implementar la NEM y encontramos una gran necesidad de formación, con profesores y directivos ávidos por aprender, pero con una preocupación: el tiempo. Su pregunta es: ‘¿En qué momento me capacito, hago planeaciones, me actualizo?”. Además, compartió, otro reto tiene que ver con los contextos escolares, ya que “no es igual un entorno rural que uno urbano, y tampoco es lo mismo un entorno urbano pequeño que el de una ciudad del tampo de Guadalajara. Tenemos que reconfigurar lo que entendemos por comunidad”.

Desde Ciudad de México a través de una videoconferencia, Susana Romero Curiel, subdirectora de la primaria Zambia, resaltó la importancia de que cada escuela conozca bien qué infancias y familias está atendiendo. Habló de su comunidad, integrada por estudiantes de familias de bajos recuros y con una marcada presencia de personas en situación de movilidad, tanto nacionales como extranjeros. Uno de los beneficios que tiene el modelo de aprendizaje y servicio, dijo, “es que los estudiantes dejan de ser extrovertidos y apredenden a relacionarse, a trabajar en equipo, haciendo que se sientan parte de la escuela.

Irma del Carmen Peña Chacón, docente de secundaria en Tepic, Nayarit, compartió que apenas ahora, cinco años después, se están viendo los cambios que provocó la pandemia. Hay, explicó, una generación de estudiantes “a los que les faltó desarrollarse, no tienen herramientas para trabajar en equipo y relacionarse”. Por otra parte, añadió, también hay mucha renuencia al cambio por parte de los equipos docentes, “nadie nos está capacitando y los cambios son constantes”, dijo y remató afirmando que el mayor reto es la actualización y la capacitación.
Cuestionados por Elsa Vázquez sobre el tipo de ciudadanía que se forma cuando se echa mano del modelo aprendizaje y servicio, quienes participaron en el panel coincidieron en señalar se forma a personas más conscientes y empáticas, lo que es un paso para avanzar hacia una sociedad más empática y solidaria. También estuvieron de acuerdo en mencionar la importancia de que los proyectos atiendan problemáticas actuales y concretas de cada comunidad, así como la necesidad de que las autoridades escolares atiendan los temas de capacitación y actualización docente.

FOTO: Zyan André