Algo cambió en las escuelas después de la pandemia. Al regreso del confinamiento por Covid-19 se hizo presente en las aulas una sensación de ansiedad, nerviosismo, estrés y hasta casos de depresión, que dificultaron la gestión de las emociones de los jóvenes y definieron el modo en el que los estudiantes se relacionaban con sus pares y profesores.
A pesar de que el confinamiento dejó ecos en el desempeño académico de los jóvenes estudiantes, Martha Quintanilla Ancira, egresada de la Maestría en Educación y Convivencia del ITESO y directora del bachillerato del Instituto Cultural Tampico (ICT), entendió que la coyuntura del momento obligaba a que la prioridad fuera el desarrollo socioemocional de las y los estudiantes.
Con ello en mente inició la investigación “La Competencia Social en Estudiantes de Bachillerato después del Covid-19”, misma que entregó como su Trabajo de Obtención de Grado (TOG) y a través de la cual propuso una metodología para fortalecer la competencia social de los jóvenes, desde el liderazgo de los propios estudiantes.
“La pandemia fue un parteaguas. Cuando los chicos regresan a clases hay muchísima fricción y conflicto en sus relaciones y en sus modos de proceder. Están muy poco abiertos al trabajo colaborativo, a participar y muy faltos de motivación. Y además muy temerosos, desconfiados y ansiosos. Definitivamente se resquebrajaron mucho las relaciones humanas”, señaló la profesora.
Luego de dos ciclos escolares en el confinamiento (2020-2021 y 2021-2022) en los salones de clases del bachillerato ICT eran constantes las burlas, descalificaciones y otras agresiones verbales e intimidatorias, aunadas a una casi inexistente tolerancia a la frustración por parte de los estudiantes y repetidas expresiones de desafío ante la normativa escolar. Empero, las estrategias prepandémicas no estaban resultando efectivas para promover un ambiente escolar pacífico.
Tras diferentes etapas de diagnóstico, diseño pedagógico, implementación piloto y evaluación de resultados, un equipo compuesto por estudiantes, profesores y autoridades escolares, en cercano acompañamiento y guía de la directora del bachillerato, propuso los Diálogos para la Acción (DIA).
El objetivo de esta estrategia curricular fue que, a través de estas diferentes dinámicas, los participantes lograran desarrollar microcompetencias como la empatía, el respeto, la resolución de conflictos y la comunicación asertiva, entre otras, a fin de favorecer una convivencia pacífica y, por ende, el desarrollo integral de las personas.
“Los estudiantes mismos le pusieron ese nombre porque el prefijo ‘dia’ en griego significa a través de, y la idea es que sea a través del diálogo que lleguemos a acciones concretas para una mejor convivencia”, compartió Martha Quintanilla.
Como base para esta nueva apuesta, se retomaron fortalezas de estrategias que trabajaban herramientas para la gestión de emociones y promoción de valores. Actualmente, los DIA se mantienen como uno de los cuatro proyectos de liderazgo en el bachillerato ICT y se plantea que cada grupo tenga al menos tres sesiones DIA al semestre, con dinámicas orquestadas por los nueve estudiantes que conforman al equipo hoy en día.
“Han vuelto a tener confianza en sí mismos y ahora se saben con una voz y un liderazgo que les da credibilidad”, señaló la profesora, y agregó que también ha sido notorio el cambio en cuanto a empatía, disposición al diálogo y cooperación en el aula, lo cual dio como resultado mayor cohesión en los grupos y un ambiente escolar más seguro y respetuoso.
Con estos resultados, Quintanilla Ancira asentó que la escuela se reafirma como una plataforma para el desarrollo de la dimensión socioafectiva de las personas, en donde se aprenden y practican habilidades y competencias sociales básicas que impactan en el desarrollo de la personalidad.
En tanto, la egresada destacó que existen estudios que subrayan la relación entre la dimensión social de la persona y la capacidad de consolidar una ciudadanía activa, participativa, crítica, responsable y comprometida.
La educadora confió en la adaptabilidad de esta estrategia para poder ser replicada en otras escuelas e incluso en otros niveles educativos, como primarias y secundarias.
Estudiar en el ITESO
Con formación como contadora pública y maestra en administración, Quintanilla Ancira vio pertinente seguir preparándose para acompañar de mejor manera a los estudiantes de bachillerato del ICT. El programa de la Maestría en Educación y Convivencia del ITESO reunía todos los elementos que, a su parecer, la capacitarían para abonar más a su labor como educadora.
“Además, el hecho de poder tomarla en línea la hizo muy accesible. La maestría en el ITESO me dejó un sentido muy profundo de la participación en comunidad. Y en el tema de convivencias, el programa me abrió un abanico de perspectivas”, compartió.
Al ser el ICT un colegio confiado a la Compañía de Jesús, al igual que el ITESO, la profesora afirmó sentirse realmente parte de la misión universal de la compañía desde la universidad, lo cual le permitió hacer consciencia de cómo se manejan las personas que forman parte de las instituciones jesuitas “somos hombres y mujeres para los demás. Qué importante es que tomemos acción en comunidad, creciendo y viviendo con y para los demás”, dijo.
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