El urbanista Nabeel Hamdi, profesor de la Universidad de Harvard, participó en el Congreso Internacional sobre Sustentabilidad en los Hábitats del ITESO.

Los rascacielos de Nueva York son la imagen más icónica de la Gran Manzana y un símbolo de su poder económico; en contraste, es una de las ciudades con más altos índices de pobreza. Según cifras de la Coalición para las Personas sin Techo, más de 60 mil personas no tienen un lugar para vivir en una urbe donde un departamento puede costar hasta 100 millones de dólares.

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Para Nabeel Hamdi, los habitantes de las ciudades deben considerarse expertos a la hora de buscar soluciones

La brecha entre pobres y ricos está empeorando, y afirmar que los problemas de justicia ambiental y de pobreza no le competen a quienes se dedican a diseñar edificios es fácil, pero el urbanista Nabeel Hamdi, nacido en Afganistán, señaló en el ITESO que, en realidad, hoy en día esas preocupaciones también deben estar en sus escritorios. “Ya no pueden ser más un problema de otros”.

El académico de la Universidad de Harvard dictó la conferencia “Desarrollo sostenible y el arte de la práctica” como invitado del Congreso Internacional sobre Sustentabilidad en los Hábitats que tuvo lugar los días 19 y 20 de septiembre en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ de la Universidad Jesuita de Guadalajara.

Hamdi mencionó distintos proyectos en distintas partes del mundo en los que ha estado presente el desalojo de personas económicamente vulnerables. En Beijing, por ejemplo, 1.5 millones de personas fueron desplazadas por desarrollos relacionados con los Juegos Olímpicos de 2008. El plan maestro 2021 de Nueva Delhi tiene como eje el desarrollo de rascacielos, la rehabilitación de barrios pobres y “prevenir su crecimiento”.

También ocurrió en Río de Janeiro, de cara a los Olímpicos de este año. 

El profesor de Harvard citó un estudio del arquitecto indio Arif Hasan sobre ciudades antiguas en el que se concluía que en China y Pakistán se ha desalojado de sus casas a personas de escasos recursos para hacerle espacio a desarrollos urbanísticos encabezados por inversiones extranjeras, lo que trae como consecuencia el incremento en los costos de transporte y en los tiempos de viaje para los sectores más vulnerables de la población.

“Las relaciones entre políticos, burócratas y desarrolladores se fortalecieron, y por lo tanto las regulaciones se volvieron fáciles de violar por el interés del capital y no el de las personas”, afirmó Hamdi.

El urbanista descartó que esta situación se dé únicamente en países en desarrollo. En Milwaukee, Estados Unidos, miles de personas fueron desalojados para construir grandes desarrollos; la población más afectada fueron las mujeres, en especial las madres solteras.

“Un aspecto de ser estratégico en la práctica es lidiar no solo con los síntomas, sino con las causas primarias de los problemas”, dijo Hamdi. “¿Por qué hay vivienda deteriorada? Exclusión social, falta de empleo, falta de sentido de pertenencia o de identidad cultural…, estás dentro de una diversidad de temas”. Foto Roberto Ornelas