En conferencia, la especialista Elsa Suárez destacó que en Jalisco falta información actualizada y accesible sobre el cambio climático, que permitiría tomar mejores decisiones
Los principales desafíos que enfrenta Jalisco para mejorar la legislación y las prácticas de cuidado del medio ambiente en el estado se evidencian en los sectores de la agricultura y los bosques, así como con la escasez de información actualizada sobre el tema y la necesidad de mayor participación ciudadana.
El pasado 1 de marzo tuvo lugar en la Casa ITESO Clavigero la conferencia “La importancia de la legislación subnacional del cambio climático”, a cargo de Elsa Suárez Durán, representante en esta entidad de Política y Legislación Ambiental (Polea), organización de la sociedad civil, en una actividad organizada por la Asociación de Egresados de Ingeniería Ambiental de esta casa de estudios.
La especialista explicó que la agricultura en el estado es un reto que se puede convertir en una oportunidad de establecer pautas que, desde la ley, se transformen en medidas para evitar el impacto negativo que actualmente se ocasiona, así como para disminuir las emisiones de gases y combustos de efecto invernadero. En el caso de los bosques, destacó que aunque Jalisco cuenta con su propia legislación de desarrollo forestal sustentable, es necesario vincularla con la de otros estados para que haya concurrencia y armonía, a fin de lograr la colaboración y la cooperación necesarias para su implementación.
“En los procesos participativos que hemos llevado a cabo, en las entrevistas, en los diálogos que hemos tenido con diferentes actores, es sumamente relevante el tema de que no hay datos actualizados y la información en realidad es escasa o no es accesible. Tener datos actualizados, eficaces y certeros nos puede ayudar a tomar mejores decisiones y también a implementar diferentes políticas en la materia”, expresó la experta.
También, dijo, en Jalisco se busca mayor participación ciudadana: “Para ello creamos diferentes consejos de diálogo, multidisciplinares y multisectoriales. Diferentes tipos de observatorios para que haya una efectiva rendición de cuentas de lo que se está haciendo en materia climática y también se puedan proponer nuevas alternativas y nuevas áreas de oportunidad”.
En relación a la importancia de contar con un marco legislativo subnacional, Suárez detalló que en México existen leyes federales, como la Ley General de Cambio Climático, la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable y la Ley de Equilibrio y Protección al Ambiente; sin embargo, cada entidad cuenta con diferentes leyes y políticas que están encaminadas a mitigar y adaptarse al cambio climático en la particularidad de sus territorios.
“Tener un marco legislativo actualizado ayudará a que los estados puedan contribuir, a escala nacional, a alcanzar las metas que México ha suscrito en materia de cambio climático, y también para implementar acciones locales, basadas en las particularidades sociales, económicas y ambientales de sus territorios”, agregó.
Además, contar con una legislación específica en materia de cambio climático que esté actualizada y que sea progresiva dejaría claras las atribuciones que tienen el sector público y los diferentes sectores, a fin de que puedan ejercer sus competencias en la materia y trascender los cambios de gobiernos: “Al no contar con una legislación actualizada y no incluir cierto tipo de programas y mecanismos en las leyes, se corre el riesgo de que con cambio de administración ya no haya continuidad con los programas previamente implementados”.
Tener una ley subnacional favorece también la gobernanza climática, con la participación de diferentes sectores de la población, así como actores clave: “Brinda estructura legal a diferentes programas y políticas que se desempeñan actualmente, e impulsa las que se crean a partir de ello. También se impulsa la transversalización del cambio climático en diferentes sectores: el económico, el sector salud, el sector educativo, el sector industrial”.
Suárez detalló que México es un país expuesto al cambio climático y sumamente vulnerable a escala global, debido a sus condiciones demográficas, sociales, económicas, ambientales y geográficas.
Actualmente, más del 60 por ciento de la población ya experimenta los efectos que ocasiona este fenómeno: “En los cinco años más recientes, eventos como la sequía, la deforestación, incluso el aumento de la temperatura, han significado diferentes fenómenos, como la escasez de agua, tanto para el consumo humano como para los sectores productivos, como la industria y la agricultura”.
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