Fernanda Moro es la presidente del comité organizador del XVII Simposio de Ingeniería Civil del ITESO, un espacio que busca tener mayor repercusión entre el alumnado.

Para poder dedicarse debidamente a la presidencia del comité organizador del XVII Simposio Internacional de Ingeniería Civil del ITESO, Fernanda Moro tuvo que dejar su trabajo de supervisora de acabados en un fraccionamiento por Santa Anita.

Fernanda Moro, estudiante de Ingeniería Civil del ITESO

Fernanda Moro, estudiante de Ingeniería Civil del ITESO

El simposio que organiza traerá al campus (10-12 de marzo, www.simposiumcivil.iteso.mx) a especialistas de Irlanda, Argentina, España o México que hablarán sobre suelos, estructuras, hidrología, patrimonio cultural o la expansión de las grandes ciudades.

A sus 23 años está a punto de egresar, ya tiene experiencia laboral y ha confirmado que la ingeniería civil es la profesión que quiere ejercer. No fue sencillo.

¿Qué dijeron tus padres cuando les dijiste que querías ser ingeniera civil?

Híjole… mi abuelo era ingeniero civil, pero la verdad es que mi mamá lloró. “¿¡Cómo es posible, y por qué eso!?”, y mi papá me dijo: “¡Esa es una carrera de hombres!” Al final me apoyaron: “Lo que tú quieras está bien”. Toda la vida había dicho que Arquitectura y después llegué y dije que Ingeniería Civil… no les quedó de otra más que aceptarlo.

¿Qué es lo más importante que aprende un ingeniero civil en el ITESO?

Elegí el ITESO porque siento que aquí se forman personas con valores, más que profesionistas. Eso es lo que más he aprendido aquí, la parte humanista.

Si ustedes hacen un mal cálculo un puente cae y mueren cientos de personas. ¿Cómo manejan esa responsabilidad?

Ahí entra el tema de la ética, y no solo por un mal cálculo, sino la ética cuando construyes carreteras para el gobierno y te enfrentas a la corrupción. Es cuando decides si quieres crecer como persona o nada más como empresario; a una casa puedes darle los peores acabados y te quedas con tu dinero, pero esa no es la idea.

En algunas profesiones es común tener ídolos. ¿Quién podría ser un ídolo para un ingeniero civil?

Yo he escuchado mucho a los arquitectos que dicen, “ah sí, lo que hizo Luis Barragán o ese otro arquitecto”, y la verdad es que en Ingeniería Civil, no. Si yo me animé a estudiar Ingeniería Civil fue por mi abuelo (Enrique Zúñiga); era una figura muy fuerte para mí.

¿Qué obra de Guadalajara demolerías?

(Ríe). Me gusta mucho el puente atirantado Matute Remus, pero siento que… como me decía un profesor, es un lujo que se da Guadalajara, pero que no necesita. Así como demolerlo no, se ve bonito, pero siento que se pueden hacer más cosas funcionales en lugar de invertirle tanto a lo estético.

¿Y a qué obra le darías un premio?

A la Catedral. Me gusta muchísimo el centro de Guadalajara y también en los pueblitos como Arandas o Atotonilco me gusta eso, los centros, nuestro patrimonio. Se invierte mucho dinero en estar haciendo puentes, en lugar de rehabilitar edificios que tienen más valor social. Texto Enrique González Foto Roberto Ornelas