Las soluciones a los graves problemas de movilidad que sufre la ciudad, tendrán que llegar desde varios frentes, de manera multidisciplinar, o fracasarán, afirman especialistas.

“Uno de los principales problemas es que todavía no lo concebimos como un problema”, afirmó Karla Preciado, activista social y profesora del ITESO, quien junto a sus colegas Mario Silva y Johann Gottschalk, participó en el campus en una mesa de diálogo sobre la manera en que se mueve –o intenta moverse– la capital de Jalisco.

¿Es la movilidad un problema para Guadalajara? ¿La mayoría de los ciudadanos realmente cree que lo sea? En el Auditorio A, el 24 de septiembre se enumeraron por enésima ocasión esas cifras que a más de uno le generan escalofríos (por ejemplo, que en 10 años la ciudad pasó de 700 mil a casi 2 millones de vehículos particulares), pero las cuales no han logrado cambios estructurales en las políticas gubernamentales a la hora de construir infraestructuras para otros medios que no sean el auto, un cambio de modelo en el transporte público metropolitano o la conciencia ciudadana de que los autos mueven apenas al 30% de los habitantes.

Soluciones integrales, multidisciplinarias y consensuadas, fue lo que los tres conferencistas recomendaron. En el ámbito de lo cultural, Preciado citó su proyecto de tesis, donde comprobó que el automóvil es un importante símbolo de status, libertad e independencia en esta urbe, lo cual es un obstáculo para desincentivar su uso.

“Todas las mujeres que entrevisté admitieron que no tendrían novios que no tuvieran un automóvil; les parecía que era un atentado contra su libertad de salir. ‘Si salimos se nos va el camión, a las 10 y media de la noche ya tenemos que regresar a nuestra casa y la cita se acabó’”, aseguró Preciado.

Silva pidió que, además de retomar iniciativas como el Plan Maestro de Movilidad no Motorizada, la gente debe usar el transporte urbano sin esperar a que mejore, pues una masa social en aumento podría lograr que esto sucediera.

Gottschalk habló sobre la economía de la movilidad, la cual en México requiere estudios más precisos que demuestren los altos costos del actual modelo de movilidad, entre ellos el deterioro del medio ambiente, pérdida de tiempo y calidad de vida o megaurbes cada vez más inviables y poco atractivas para los inversionistas. Texto Enrique González Foto Roberto Ornelas