Profesoras de la Ibero Ciudad de México, el ITESO y la UDG discutieron los avances y necesidades de vinculación que tienen sus grupos o departamentos universitarios de género.

Elvia González del Pliego, encargada del Programa de Asuntos de Género de la Ibero Ciudad de México, cuenta que son solo dos profesoras quienes llevan este encargo desde marzo de 2015.

Sin embargo, la universidad jesuita de la Ciudad de México tiene una red de vinculación con oficinas, departamentos, carreras y personal de administración. “Sin su apoyo, no podríamos hacer nada”, dijo.

Su propósito es contribuir a la eliminación de las violencias que afectan principalmente a mujeres y en particular a aquellas que viven en situación de pobreza y marginación, así como a la población LGBTTTIQ.

“Nuestro trabajo parte de la noción de que, como universidad, no podemos hablar de un trabajo a favor de la justicia social en Mé- xico y en el mundo, si ese trabajo no se concibe, planea, ejecuta y evalúa desde una perspectiva de género”.

La coordinadora de este programa participó, junto con Mariana Espeleta, profesora del Centro de Investigación y Formación Social (CIFS), y Marisa Martínez, quien coordina el Centro de Estudios de Género de la Universidad de Guadalajara (UDG), en el panel “Género y universidad a debate”, el 6 de marzo en el Auditorio D2.

Fue organizado por el proyecto de investigación sobre acoso sexual en la Zona Metropolitana de Guadalajara del CIFS y la Red Universitaria de Género del ITESO.

El Programa de Asuntos de Gé- nero de la Ibero tiene tres líneas estratégicas: transversalización en todas las áreas, incluso en la cultura institucional de la universidad; incidencia social, vinculación, incidencia en la realidad social de México, violencia de género en la comunidad y aquella que es cometida o consentida por el Estado.

“La perspectiva de género es ponerse lentes, y la interseccionalidad es tener lentes multifocales. Nombrar es visibilizar y acercar a igualdad”, expresó la profesora de la Ibero.

Por su parte, Marisa Martínez, de la UDG, especificó que el nacimiento del Programa de Estudios de Género fue en la década de los años 90; sin embargo, analiza esta temática hacia afuera de la UDG, no hacia adentro.

“Una unidad de género que reflexione y observe la gestión administrativa podría impactar en las prácticas dentro de universidad, su normatividad y su capacitación de personal. Pero mover el estatus de la universidad es más complicado que producir investigación”, dijo.

Mariana Espeleta coincidió en que en el ITESO también se gestaron en los 90 los inicios de estudios de género en un centro, “sin embargo, dejó de existir en 2000 por presupuestos, voluntades políticas y jubilaciones”.

“Pero siempre ha habido académicas trabajando temas de género desde distintas áreas”, abundó acerca de la creación de la Red Universitaria de Género del ITESO, conformada por profesorado que insiste en empujar el tema.

“La Red de Género no es de una voluntad institucional, pero sí de voluntad de trabajo. Además, ha brotado una preciosa conciencia feminista en las y los estudiantes. Una muy valiente conciencia de diversidad sexual en colectivos y grupos diversos de alumnas feministas que han empezado a acompañarse”, expresó Mariana Espeleta, quien también forma parte de la Red Universitaria de Género del ITESO.