Un PAP del ITESO se puso manos a la obra para, junto a vecinos, jóvenes y autoridades, levantar en Oblatos un skate park que hoy es un importante punto de encuentro social.

A la Plaza Arandas —en la frontera de las colonias Lomas de Oblatos y Balcones de Oblatos, segunda sección— no le cabe un alfiler; hay estudiantes que corren a comprar jícama a los puestos, madres con carriolas, jóvenes rechinando las llantas de sus patinetas y niños que se resbalan con cartones en una de las rampas del skate park al que le falta poco tiempo para estar completamente listo.

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“Donde estamos parados es punto de encuentro de dos pandillas contrarias. Esta plaza no era lo que ves ahora”, cuenta Elisa María Bolívar, egresada de Arquitectura y miembro del Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) “Regeneración social en el espacio público”, liderado por el académico Raúl Díaz.

Elisa recuerda que en una riña a plena luz del día, una bala perdida llegó a tocar a una niña que pasaba por ahí.

“Cada quien tenía su muro para agredirse, y ahí se enfrentaban a balazos y a pedradas”, afirma Dionisia Gallardo, secretaria del Comité de Vecinos de Balcones de Oblatos y quien lleva 12 años trabajando en distintos proyectos comunitarios.

Ahora, cerca de 100 jóvenes disfrutan cada día del resultado más reciente de este PAP, uno de los ganadores del Premio Pedro Arrupe 2014: un skate park gestionado por vecinos y estudiantes, construido con recursos gubernamentales y un paso más hacia la cohesión social de estos barrios.

Unidad y autogestión
Entre autoridades escolares, padres de familia y vecinos de Oblatos conformaron el Comité de Seguridad Escolar –del que Dionisia forma parte– el cual se acercó al ITESO para asesorarse a través del PAP y empezar a pensar en proyectos que ayudaran a revertir la violencia en la zona.

“Nos reconocimos como parte del conflicto y queremos reconocernos ahora como parte de la solución”, declara Dionisia.

Con el apoyo de alumnos de Arquitectura, Diseño e Ingeniería Civil llegaron al lugar ludotecas ambulantes, sesiones de grafiti con mensaje social, los festivales “Haciendo Oblatos” y ahora el skate park, que se gestionó y desarrolló durante dos años y está a punto de ser terminado.

“Dos puntos se tenían que atacar: tener a los jóvenes cerca y seguros, y que este espacio público estuviera en uso para que no hubiera actividades delictivas. Esta plaza tiene las condiciones: hay escuelas, una estancia infantil y centro médico”, dice Alberto Cárdenas, egresado de Arquitectura y miembro del PAP.

Fue en mesas participativas donde una veintena de jóvenes skatos de entre 12 y 17 años ayudaron a diseñar su pista. “El proyecto lo generaron ellos yendo a los talleres y, aunque les parecía muy lejano, siguieron. Ahora que está hecho están felices”, afirma Silvia Pérez, vecina y una de las principales impulsoras del proyecto.

Ella reconoce la buena voluntad que encontraron en algunos funcionarios públicos de Guadalajara y el apoyo de los estudiantes del ITESO para aprender a dialogar con las autoridades en un lenguaje en común, así como saber a qué instancias acudir.

“Mi reto ahora es transmitírselo a los jóvenes, ellos son los que tienen que adueñarse del espacio y hacer que funcione, que se comprometan a darle el uso y mantenimiento”, afirma Dionisia.

Este PAP, según explica su asesor Carlos Pelayo, está adherido a los términos de la Cátedra Unesco-ITESO, que se dedica a procesos de gestión participativa y redistribución del poder. “Es decirle a la gente que ellos son actores de cambio, que ellos pueden gestionar con el gobierno su hábitat”.

“La respuesta de la autoridad y la organización de los jóvenes, los papás y los chicos del ITESO, dio un muy bonito resultado. Siento un logro, pero no es solo mío… Es de la comunidad”, declara Dionisia. Fotos Luis Ponciano/Roberto Ornelas

 

Madre, líder y defensora de skatos

Silvia nunca había participado en un proyecto de gestión comunitaria. Su hijo Iván Rodrigo y su sobrino Alan pasaban las tardes sobre la patineta. Esa actividad fue el primer paso para convertirse en una de las principales líderes de la construcción del skate park.

“Dicen que si andas en patineta eres un vago o un bueno para nada. Quisimos demostrarle a la gente que un skato no es un delincuente. Es un deporte que también les ayuda a no caer en drogas y violencia”, afirma.

Dionisia reunió a otras madres de ambas colonias para que participaran en las mesas, animó a los chicos a proponer el diseño, promovió entre ellos una serie de talleres de cultura de paz y les pidió tener fe cuando ellos o sus madres se desesperaban por la lentitud de la gestión gubernamental.

“Es una enseñanza para ellos: que vean que si pido —y sé a quién pedir las cosas—, se me da”.

 

Cambiar vidas, disfrutar la experiencia

Estos son los tres proyectos con importantes impactos en la ciudad que recibieron el Premio Pedro Arrupe 2014:

El jesuita Pedro Arrupe no solo fue para la Compañía de Jesús una persona entrañable, dispuesta al servicio del más humilde; en palabras de José Morales, SJ, Rector del ITESO, supo afrontar los tiempos de renovación eclesial con especial valentía y visión respecto al servicio que los jesuitas debían prestar al mundo contemporáneo.

“El premio que hoy entregamos quiere hacer eco del incansable y permanente empeño del Padre Arrupe por poner en el centro de sus acciones al ser humano, especialmente al más pobre y necesitado”, afirmó Morales.

Por su calidad académica, por su aporte social y por su capacidad de promover y desarrollar en el mundo profesional los conocimientos y las habilidades de alumnos del ITESO, el Premio Pedro Arrupe 2014 fue entregado el jueves 30 de abril a alumnos y egresados de tres Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) quienes, a través de la aplicación de sus conocimientos, abonaron a la transformación social en distintos escenarios.

En el presídium acompañaron al Rector Carlos Ruiz, coordinador de los PAP; Juan Carlos Núñez, titular de la Dirección de Integración Comunitaria, y Aracely García, coordinadora de Vinculación. También estuvieron presentes miembros de las comunidades y las empresas apoyadas por estos PAP.

El lado humano de la ingeniería
“Elegí involucrarme en este proyecto porque quería dejar a un lado los procesos de manufactura e involucrarme en unos que tuvieran un impacto más social, en el que trabajara más con personas que con máquinas”, señaló Arturo Pérez, alumnos de Ingeniería Industrial.

Junto con dos compañeros más, en su PAP “Optimización en asociaciones civiles, dependencias gubernamentales y sector salud”, colaboraron con el Organismo de Nutrición Infantil, AC (ONI) para optimizar sus dinámicas y, al mismo tiempo, reflexionar acerca de la responsabilidad social y ética de un futuro egresado del ITESO.

El proyecto ganador de la categoría Contribución a la Calidad de Vida de las Personas, el Ambiente y la Cultura, fue coordinado por los profesores Graciela Hernández y Juan Pablo Zatarain.

Compromiso con el medio ambiente
La preocupación por los impactos en el paisaje urbano, la salud de los habitantes de la ZMG y el medio ambiente, fue el punto de reunión entre la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco (Semadet) y el PAP “Proyectos de impacto socio-ambiental”, quienes elaboraron una inédita Norma Ambiental Estatal para reestructurar de manera integral el manejo de los residuos de la construcción en Jalisco.

Estudiantes de Arquitectura e Ingeniería Ambiental, con la asesoría de los profesores Hugo de Alba y Nadia Ayala, elaboraron el borrador de esta Norma, lo que les valió el premio en la categoría de Construcción de Ciudadanía, Política Pública y Territorio.

“Ustedes nos dieron una herramienta para que el sector de la planeación y el de la construcción se hagan responsables de pasivos ambientales bastante significativos. Celebro mucho que los universitarios sí sean sujetos emergentes; es un privilegio haber trabajado con ustedes”, expresó Magdalena Ruiz, titular de la Semadet.

Patinetas y seguridad
En esa misma categoría también ganó el PAP “Regeneración social del espacio público. Plan de aprobación de la Plaza Arandas: Streetpark, colonia Balcones de Oblatos”, iniciativa que logró, gracias al apoyo de los vecinos y el Programa Nacional de Prevención del Delito, transformar un espacio público anteriormente tomado por pandillas en uno en el que ahora conviven skatos, patinetas y demás vecinos (más detalles en las páginas 6 y 7). Texto Comunicación Social Fotos Roberto Ornelas