El proyecto sugiere elaboración de programas de cultura de donación desde el IJAS, la prohibición del desperdicio de alimentos y destinar recursos públicos para el rescate de alimento en el campo.

Un millón 300 mil jaliscienses viven en pobreza alimentaria. Actualmente, los bancos de alimentos rescatan siete por ciento de la comida que se desperdicia en la localidad. Cada punto porcentual alcanza para atender a 13 mil personas.

El Proyecto Jalisco sin hambre, coordinado por el ITESO, lleva desde marzo trabajando en iniciativas para evitar los desperdicios y hacer que el alimento donado en bancos y donativos llegue a tiempo a quienes más lo necesitan. Ha trabajado a través de mejoras de logística, tecnología, y ahora quiere incidir desde el marco legislativo.

Por ello, ante diputadas y diputados del Congreso Estatal de diversos partidos e independientes, se presentó la iniciativa de Ley Jalisco Sin Hambre.

“Jalisco es un gigante alimentario en México, con cosechas que se quedan sin levantar en los campos, y toneladas de comida desperdiciada en los supermercados, en los comercios, en las casas. Por una parte, hay hambre, por otro lado, hay exceso de alimentos, y la ciencia y la tecnología pueden ponerse al servicio de la gente”, dijo Morris Schwartzblat y Katz, director general de Ciencia y Desarrollo Tecnológico del Gobierno de Jalisco.

“La propuesta del ITESO tiene muchos componentes y es un compromiso no solo para el gobierno, sino para toda la sociedad.

No hay medallas, está la misión de que ninguna persona se vaya a la cama con el estómago vacío”, afirmó.

La iniciativa, presentada por Jesús Rivera, investigador asociado de Jalisco sin hambre y miembro del Observatorio Legislativo del ITESO, tiene tres partes: la primera trata de prohibir el desperdicio de alimentos, temporalmente sin sanciones, pues en Jalisco todavía no hay capacidad para recibir y redistribuir el total de los desperdicios de alimento.

En segundo lugar, se sugiere facultar al Instituto Jalisciense de Asistencia Social (IJAS) para elaborar los programas de cultura de donación y aprovechamiento, en lugar de Secretaría de Salud.

“El IJAS ya tiene representación ciudadana y de gobierno en su Junta de Gobierno, y tiene los instrumentos para coordinar las políticas y programas con participación social”, expresó Jesús Rivera.

La tercera parte consiste en solicitar al Congreso la dotación de un presupuesto para el rescate de alimento en el campo y su vigilancia, así como supervisar y dar seguimiento al ejercicio de estos recursos. “Actualmente, se destina el 83% del presupuesto del Programa a la modalidad de apoyo a comedores, contra el 7% para el rescate de los alimentos”.

Las diputadas y diputados, que mencionaron su aprobación y apoyo a la iniciativa de ley, ofrecieron algunos comentarios o reflexiones con respecto a especificidades técnicas. Participó el diputado independiente Alejandro Pablo Torres Guízar, Mónica Almeida López, del Partido de la Revolución Democrática; Édgar Oswaldo Bañales Orozco, del Partido Revolucionario Institucional; Isaías Cortés Berumen, del Partido Acción Nacional; y Mario Hugo Castellanos Ibarra, de Movimiento Ciudadano.

Jalisco sin Hambre es un proyecto en el que colaboran, coordinados por el ITESO, el Tecnológico de Monterrey Campus Guadalajara, el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej) y los bancos de alimentos de Guadalajara, Zapotlanejo y Tepatitlán.