En el marco del 20 aniversario del Centro de Investigación y Formación Social se realizó el foro Laudato Si’: de la indiferencia al cuidado de la casa común, en el que Víctor Manuel Toledo, académico de la UNAM señaló que el futuro de la humanidad está en la organización ciudadana.

En los últimos años ha habido buenas noticias para quienes trabajan desde la resistencia biocultural, afirmó en el ITESO el doctor Víctor Manuel Toledo (foto), académico de la UNAM, al punto de que “quizá por primera vez estamos pasando a la ofensiva”, y una prueba de lo anterior, a decir del investigador, es la publicación por parte del Papa Francisco de la encíclica Laudato Si’, un valioso documento que, entre otras cosas, les da la razón a los científicos que afirman que el cambio científico es responsabilidad del ser humano.

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“El Papa llama no solamente a los feligreses católicos, sino a toda la humanidad, a tomar conciencia, a cambiar de estilo de vida y a actuar mediante la organización de redes”, apuntó Toledo, especialista en etnoecología que inauguró el foro Laudato Si’: de la indiferencia al cuidado de la casa común, con el que el Centro de Investigación y Formación Social del ITESO celebró su 20 aniversario, actividad organizada conjuntamente con el Centro Universitario Ignaciano, el jueves 20 de agosto en el Auditorio A del ITESO.

Laudato Si’ es un documento de vanguardia dentro del pensamiento contemporáneo que cuenta con avanzadas tesis, afirmó el investigador de la UNAM.

“La encíclica habla de que hay que cambiar de estilo de vida, hay que dejar de consumir, crítica a los combustibles fósiles y al sistema tecnocrático de empresas petroleras y mercados financieros, o sea, es totalmente fuera de serie”, aseguró.

Además, el texto del pontífice entra en conflicto con conceptos neoliberales como el de la propiedad privada, al referirse a la Tierra como la casa común y la idea de que sin crecimiento económico no hay progreso, lo que, asegura Toledo, es afín a la tesis de decrecimiento que plantea el economista francés Serge Latouche.

El especialista se mostró moderadamente esperanzado de que la llamada encíclica ecológica sea difundida y analizada en siete mil parroquias y siete mil centros pastorales en México de la mano de 16 mil sacerdotes.

Empresarios que deberían confesarse
“Comenzará a decirse que hay nuevos pecados: un propietario de una compañía de agroquímicos no puede ser católico o, al menos, tendría que ir a confesarse”, bromeó y aclaró que el problema no es la culpa, sino la conciencia.

Se estima que para el año 2050 la población mundial alcanzará 9 mil millones de seres humanos, se acabarán primero el petróleo y el gas y luego el carbón mineral. En pocas palabras: la transformación energética es urgente, porque para él, el petróleo en México se terminará en aproximadamente un decenio.

“El país necesita una transición energética urgente”.

El cambio climático se agudizará paulatinamente, afirmó, y se debe voltear hacia los sistemas agroecológicos. En resumidas cuentas, es hora de actuar, y puso de ejemplo a Cuba, país que cuando dejó de recibir petróleo y maquinaria agrícola de la Unión Soviética comenzó a generar un movimiento social agroecológico desde los barrios que hoy abastece el 80% de los alimentos que consume La Habana, además de haber generado miles de mercados a nivel local.

“Buena parte de las experiencias agroecológicas en México han sido lideradas por sacerdotes y por la iglesia, en especial en la producción de café orgánico”, relató Toledo, y puso como un importante reto lograr la soberanía alimentaria de los barrios, las colonias y los edificios de las ciudades.

En cuanto a la organización en redes, el también asesor de la cooperativa Capeltic (café de talla internacional producido en Chiapas por indígenas de la región) señaló que es necesario crear estructuras horizontales e instituciones de menor escala a las actuales.

“El futuro de la humanidad tiene que ver con la construcción del poder social, del poder ciudadano; no nos queda de otra, porque ni el poder político ni el económico nos van a sacar de la crisis, sino la gente que se organiza con proyectos alternativos de energía y de producción de alimento. Estamos ante una revolución civilizatoria, ante una revolución cultural”, sentenció. Foto Luis Ponciano