Todo empezó cuando Mariana Santos, diseñadora brasileña, empezó a contactar a periodistas y programadoras latinoamericanas para unir esfuerzos y ponerse a narrar historias de calidad.
POR BERNARDO MASINI, profesor del Departamento de Estudios Socioculturales, @BernardoMasini

En tiempos álgidos de discusión sobre lo logrado y lo mucho que falta conseguir en materia de equidad de género, llama la atención que la periodista favorita de muchos mexicanos sea una mujer: Carmen Aristegui.

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Un periodismo multimedia, bien documentado y con perspectiva de género es lo que generan este grupo de latinoamericanas que ya tienen colaboradoras en Portugal y Estados Unidos

De ella hay que decir que no trabaja sola. Prácticamente ningún periodista lo hace. Antes bien es el rostro visible de un equipo de investigadores talentosos y disciplinados que siguen publicando su trabajo a través de internet, a pesar de haber sido marginados de su espacio en el cuadrante desde marzo de 2015.

La visibilidad acumulada sugiere referir de botepronto nombres como el de Aristegui, el de Lydia Cacho o el de Marcela Turati. Sin embargo, la lista es afortunadamente larga y tiende a hacerse mayor conforme egresan jóvenes mujeres de las escuelas de periodismo y comunicación.

Vivimos una coyuntura paradójica: la información nunca había sido tan accesible como hoy, pero al mismo tiempo el periodista no había padecido condiciones tan precarias para hacer su trabajo.

En tal escenario aparecen cosas refrescantes como Las Chicas Poderosas: un grupo de mujeres entusiastas del periodismo de datos y del uso de la tecnología a favor de la información de calidad y socialmente útil.

Me parece que se justifica insertar el prefijo ‘super’ en su nombre y aludir así a Bombón, a Burbuja y a Bellota, las Chicas Superpoderosas, que son referencias más cercanas para los estudiantes universitarios actuales. Al igual que las protagonistas de dicha caricatura, las periodistas latinoamericanas tienen poderes inimaginables cuando juntan sus habilidades.

Las Chicas Poderosas nacieron en 2013 por iniciativa de Mariana Santos, diseñadora brasileña que convocó a periodistas, programadoras y especialistas en diseño multimedia para hacer sinergias entre mujeres de varios países.

Su red ya rebasó las fronteras de Latinoamérica, pues han llegado también a Portugal y a Estados Unidos. En palabras de una de ellas, Esther Vargas, intentan “deshacer la rutina” con investigaciones que parten de la perspectiva de género, pero que no se limitan a ella.

En diversos equipos internacionales han abordado temas como el embarazo adolescente, el trabajo infantil, la trata de blancas o el acceso de las mujeres a la educación.

En mayo pasado uno de sus trabajos fue reconocido con el Premio Ortega y Gasset que entrega cada año el diario español El País al periodismo de investigación. Se trata de un reportaje de la colombiana Ginna Morelo, del diario El Tiempo, y de la mexicana Lilia Saúl, de El Universal.

Se apoyaron en alrededor de 20 personas para documentar los casos de las desapariciones –de mujeres y hombres– que ha implicado la guerra contra el crimen organizado en sus respectivos países. Su rigor se agradece cuando las cifras oficiales nos despiertan más dudas que certezas. Vale la pena que nos asomemos a su trabajo. Lo podemos visitar en www.chicaspoderosas.org. Foto Chicas Poderosas