Durante 2013, 16 estudiantes de Psicología del ITESO –bajo la atenta mirada de dos profesores– recorrieron los pisos del Hospital General de Occidente, en Zoquipan, para apoyar, guiar y ayudar a superar a pacientes y familiares, el difícil proceso que atraviesan ante la enfermedad. El 3 de diciembre presentarán en el campus los resultados de las cinco investigaciones que emprendieron.

Con sus batas blancas y yendo de un lado a otro por los pasillos del Hospital General de Occidente (el Hospital de Zoquipan, para mayores señas) mientras toman notas y hablan con la gente, fácilmente se podrían confundir con el resto del personal médico.

Zoquipan

“Son unas doctoras muy jóvenes”, bien podrían decir los pacientes. Pero no, no son ni ginecólogas, ni neurólogas, ni oncólogas. Son estudiantes de Psicología del ITESO, 16 para ser exactos (15 mujeres y un varón), y su labor en el recinto, imperceptible, constante y sutil, resulta fundamental para que decenas de enfermos y familiares puedan entender su padecimiento, sobrellevar de la mejor manera esa terrible noticia que está por llegar, desahogar su ira después de sufrir un aborto o enfrentar, literalmente, la muerte.

“Muchas veces no vuelven a ver a los pacientes. La intervención en psicología hospitalaria es muy concreta y los alumnos tienen que estar muy entrenados en técnicas de contención, intervención en crisis y acompañamiento. Conviven diariamente con enfermedades muy duras, enfermedades raras, crónicas, degenerativas y la muerte. No es fácil, no es solamente adquirir técnicas, sino confianza, seguridad… Salen muy preparados”.

Habla Bernardo García, profesor del ITESO y coordinador, junto a la maestra Patricia Ornelas, del Proyecto de Intervención Profesional (PIP) “Psicología hospitalaria”, el cual lleva dos años y medio inserto en el Hospital de Zoquipan, gestionado por la Secretaría de Salud Jalisco, donde se atiende a ciudadanos de escasos recursos que, en su mayoría, proceden de municipios alejados de la Zona Metropolitana de Guadalajara. El lema que se puede leer en la entrada es: “Curar el dolor del pobre”.

Cinco pisos, innumerables experiencias

Desde enero, el equipo acudió prácticamente cada martes y jueves para trabajar, de cuatro a cinco horas diarias, en las distintas plantas del nosocomio: Quirófano y Terapia Intensiva en el quinto piso (los alumnos entrevistaron y acompañaron a los familiares en la sala de espera); Medicina Interna (donde la muerte tiene una presencia permanente y, debido al tiempo de internación, hay más posibilidades de darle seguimiento a los casos); Pediatría (un piso que no intervinieron porque tiene psicólogos de sobra); Ginecología (donde entrevistaron a tres madres que sí tuvieron a sus hijos y a tres que los perdieron, para analizar la complejidad y crudeza de colocar a semejantes extremos emocionales –debido a la escasez de camas– en la misma habitación), y por último Urgencias y Hemodiálisis.

María del Pilar Alvarado, alumna, cuenta a continuación su experiencia, justo un minuto después de haberla vivido, la tarde del martes 26 de noviembre:

“Acabo de hablar con una mujer que está en un cuarto lleno de bebés y perdió al suyo, y lo primero que me dice es: ‘Lo que más me afecta es que todas tienen a sus bebés y yo no’. Estaba muy molesta porque le dijeron que ‘por algo pasan las cosas’, así que yo le pregunté:

-¿Y tú cómo te sentiste?

-Pues me enojé.

-Pues estás en todo tu derecho de decir ¿por qué mi bebé no nació y el de ella sí?

A pesar de las no pocas evidencias de la necesidad y utilidad de contar con psicólogos en los hospitales para intervenir, diagnosticar e investigar el entorno biopsicosocial del enfermo y su entorno, su presencia en los distintos sistemas de salud mundiales es sumamente modesta, apuntan Ornelas y García.

“No está muy bien ubicado el perfil del psicólogo en los hospitales [de México y otros países]. Este es un terreno estrictamente médico, desde su diseño: las camas, las instalaciones están adaptadas para utilidad del médico, ni siquiera del paciente. Tu privacidad son esas cortinas; eso es todo lo que le puedes ofrecer de privacidad al paciente”, señala Ornelas.

Hablarle a los pacientes por su nombre, “devolverles su identidad”, traducir sus inquietudes ante los médicos –¿qué es la coledocolitiasis?–, hacerlos conscientes de las herramientas y fortalezas con que cuentan para superar una situación que los afecta no solo física, sino emocional, económica y familiarmente y, sobre todo, actuar de inmediato, no cuando los pacientes lleguen a casa, son los ejes del trabajo de estos psicólogos, dos con años de experiencia, otros en plena formación.

“Leer su nombre en la cabecera y decirle: ‘¡¿Cómo está Don Pepe?!’, marca la diferencia, les hace el día”, comparte Ornelas.

Este PIP presentará a las 18:00 horas del martes 3 de diciembre, en el aula 113-114 del edificio W, los resultados de las cinco investigaciones que echaron a andar este año en el Hospital de Zoquipan, ubicado a unos cuantos minutos de las avenidas Manuel Ávila Camacho y Patria. Texto Enrique González Foto Luis Ponciano