Mauricio Bidault, egresado de Ciencias de la Comunicación del ITESO, explora el mundo de la ciencia forense en su documental Hasta el fin de los días.

Se le atribuye al dictador ruso José Stalin haber dicho, “un muerto es una tragedia; un millón de muertos es una estadística”.

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Mauricio Bidault tuvo muy presente esta frase a la hora de grabar todos los días, durante un año, a los trabajadores del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) para su documental Hasta el fin de los días, en el que explora la “normalización” de la muerte que ha traído la guerra contra el narco, esa guerra que se lee y se mira en los medios de comunicación y que experimentan miles de mexicanos.

“Estamos asumiendo ese cinismo protector. Lo que busca el documental es mostrar que estas cosas son reales, que cada muerto y balacera son una herida más en el cuerpo del país y debemos zafarnos del caparazón abstracto de la guerra contra el narco, porque nos estamos haciendo menos humanos”, explica el egresado de Ciencias de la Comunicación del ITESO.

Hasta el fin de los días muestra el quehacer cotidiano del IJCF. Más allá de los cuerpos desmembrados y las escenas de crímenes cercadas a la mitad de la noche, la cámara de Bidault se enfoca en los trabajadores. En su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Montreal, la publicación The Hollywood Reporter destacó que el enfoque de las escenas del crimen no está en el horror, sino en la calma con la que es abordada por los especialistas en criminalística y las ciencias forenses.

Bidault no solo se acercó al área de criminalística; él y su equipo también estuvieron de cerca en las investigaciones de falsificación de documentos, acústica forense –“si te secuestran y hablas por teléfono, pueden ver tu huella digital acústica y verificar si eres tú”, explica–, y hasta conoció a forenses agropecuarios.

En distintas entrevistas, el también profesor del ITESO ha subrayado que su interés real estaba en los vivos, no en los muertos. Para conseguir permiso de filmarlos en sus tareas diarias, dice que fue tan fácil como tocar la puerta y exponerles su idea. Bidault emplea bondadosos adjetivos para describir su experiencia fílmica.

“Todos los que conocí en el instituto tienen una ética del trabajo y responsabilidad inquebrantables, y no andan haciendo gala de ello. Es gente que hace su trabajo muchas veces en circunstancias muy ingratas que te hacen preguntarte cómo no se quiebran”.

No hay una sola “talla” para el documental

Bidault dice que México vive un momento privilegiado para el documental, ya no solo en los circuitos independientes, sino también con presencia, si bien escasa pero mayor que antes, en las carteleras comerciales. Con la proliferación de contenidos se amplían también las maneras de contar.

“El documental se enfoca en realidades muy particulares, un estilo y una perspectiva, así que no puede ser ‘unitalla’; para Hasta el fin de los días, lo que asumimos fue un estilo del cine observacional, cinema verité, porque pensamos que funcionaría mejor, como las películas de Frederick Wiseman y Raymond Depardon”.

Mauricio Bidault, a contraluz

Mauricio Bidault, a contraluz

Algo que considera importante a la hora de realizar un documental es tener conocimiento de más disciplinas, no únicamente la cinematografía. Actualmente realiza su Doctorado en Cine Documental en la Universidad de Macquarie, en Australia, y asegura que haber estudiado Ciencias de la Comunicación en el ITESO le dio herramientas que ahora puede utilizar a la hora de filmar.

“Para hacer películas, y sobre todo documentales, tienes que saber un poco de todo para saber dónde metes la nariz; y fue muy bueno saber de antropología social y todas esas materias en las que yo estaba golpeándome contra el pupitre”, recuerda.

“Pienso que quien estudió solamente cine tiene una técnica muy depurada y de repente sí le falta más contexto; esta actitud de saber que hay más cosas y que puedes buscar en más lugares, yo la valoro mucho”. Fotos Cortesía Mauricio Bidault