Héctor y Erick, gemelos y estudiantes de Ingeniería Electrónica en el ITESO, trabajarán durante 12 semanas con estudiantes de todo el mundo en un programa de verano diseñado para atraer y formar jóvenes promesas.

Ni Erick ni Héctor Ortega tienen una opinión formada sobre Bill Gates. Saben que es multimillonario, que es el fundador de Microsoft y que de vez en cuando se da sus vueltas a la empresa (ya no está ahí de planta) para supervisar la marcha de su imperio tecnológico.

Erik y Héctor Ortega, estudiantes de Ingeniería Electrónica del ITESO que se van 12 semanas a Microsoft

Erick y Héctor Ortega, estudiantes de Ingeniería Electrónica del ITESO que se van 12 semanas a Microsoft

Lo que también saben es que el gigante tecnológico que tiene su sede en Seattle los quiere en sus filas, por lo pronto como miembros del Explore Microsoft Program, una estancia intensiva de 12 semanas –volaron a Estados Unidos el 14 de mayo– en la que este par de estudiantes del cuarto semestre de Ingeniería Electrónica en el ITESO compartirán espacio, experiencias, ideas, datos y comida con decenas de ingenieros de todas partes del mundo y con los ingenieros de planta de la empresa que creó Windows.

“Allá lo que quiero es programar, practicar la parte electrónica o combinar las dos, a ver qué descubro”, dice Héctor, quien nació hace 20 años en Guadalajara, cinco minutos antes que Erick, quien afirma:

“Yo quiero sentir la experiencia laboral en otro país, colaborar con personas de distintas nacionalidades, mejorar mi inglés y aprender cómo trabaja un ingeniero de software en la industria, cómo se organizan los proyectos, cómo se dividen las tareas, es decir, tener una idea más a fondo de todo esto”.

Fue el semestre pasado cuando una cuadrilla de cazatalentos de Microsoft organizó en el ITESO –universidad con la que hay varios proyectos de colaboración– un concurso y una charla sobre las estancias para estudiantes. A los que están por egresar los quieren de planta y a los de niveles inferiores les ofrecen, con sueldo incluido, distintos tipos de opciones para que se vayan familiarizando con la compañía, eso sí, con comida y alojamiento corriendo por cuenta de la empresa.

Los gemelos entraron al concurso de programación y enviaron sus currículums. Y cuando pensaban que no les iban a llamar…

“Una semana antes de entregar proyectos finales en el ITESO nos dijeron que nos aceptaban: ‘¿pueden venir a la última entrevista en Seattle? Es la próxima semana’… ¿¡la próxima semana!? Teníamos examen de multivariables, entrega del proyecto de un simulador, otro proyecto sin empezar, y ¡pum!, pues nos desvelamos toda esa semana; dormimos varias veces en el ITESO”, rememora Erick, mientras Héctor lo escucha sonriente.

Empatía familiar que da frutos

Reconocen que se la llevan bastante bien y que saben trabajar en equipo, algo que realizan desde que estudiaron el bachillerato en el Centro de Enseñanza Técnica Industrial Colomos (el Ceti), prestigiosa escuela de ingenieros en Guadalajara.

“Entre nosotros es fácil la comunicación, así que es fácil hacer equipo porque nos entendemos bien”, apunta Héctor.

“Sabemos que somos dedicados y organizados, entonces existe la confianza de que las cosas no van a fallar mucho… más bien de que no van a fallar nada [risas]”.

Esta capacidad de colaborar entre hermanos ha dado pie al desarrollo de proyectos como un simulador de circuitos el semestre pasado, cuyo objetivo era, a decir de Erick: “facilitar el proceso de aprendizaje de los que estudian Ingeniería Electrónica en primer semestre”. Varios estudiantes no le hallaban mucho, “este programa no te entrega los resultados, sino que te entrega las ecuaciones para que las compares con las que tú haces”.

O el de este semestre, relacionado con microprocesadores: en una pequeña caja pusieron cuatro tomas de corriente y en un teclado matricial los programaron para que duraran prendidos ciertos periodos de tiempo, por ejemplo ocho horas para la lámpara del cuarto de un bebé, o dos horas si lo que se requiere es cargar un celular, es decir, un proyecto con potencial en términos de ahorro de energía, sustentabilidad y edificios inteligentes.

Erick tiene 10 de promedio general y Héctor 9.9, y aunque afirman que no hay ninguna clase de competencia entre ellos, sí existe un interés mutuo por complementarse y motivarse.

-Lo voy a alcanzar si sigo redondeando.

-O si yo sigo bajando.

-Yo sí lo quiero alcanzar… es una motivación.

Texto Enrique González Foto Luis Ponciano