Esteban Armendariz dictó la conferencia ‘Motivación y reflexiones sobre intervención al autismo’ en la que explicó distintas técnicas de intervención conductual.

En un video se ve a un niño que toca el piano, nombra los continentes, juega Scrabble y básquetbol, prepara una limonada al tiempo que describe sus acciones, entre otras actividades, lo peculiar del caso es que ese niño, que se llama Rogelio, tiene espectro autista y aprendió a hablar después de que llegó a Los Horcones, en Sonora, cuando tenía cinco años de edad.

Autismo

Para Esteban Armendáriz, analista de la conducta, el concepto de niños autistas es una idea limitante bajo la cual se acepta que esos menores no tienen la habilidad de aprendizaje.

“Es verdad, hay una dificultad muy grande para él aprender con los métodos tradicionales que utilizamos, [por ello] tenemos que diseñar el medio de manera apropiada para que pueda aprender”, señaló durante la conferencia «Motivación y reflexiones sobre intervención al autismo», el martes 14 de junio en el Auditorio D1 del ITESO.

Armendáriz fue invitado por el Departamento de Educación, Psicología y Salud a impartir la clase «Análisis conductual aplicado a niños con autismo y otros trastornos» durante el periodo escolar de Verano 2016, junto con Claudia Vega; en ella realizaron ejercicios en la Cámara de Gessel con niños autistas con la presencia de los padres.

Durante la conferencia explicó distintas técnicas de intervención conductual que utiliza desde hace 15 años no sólo en niños con espectro autista, también con síndrome de Down, trastorno con déficit de atención con y sin hiperactividad, problemas de comportamiento y aprendizaje.

Las técnicas son parte de un método que, explicó Armendáriz, es la única terapia que el gobierno de Estados Unidos paga a sus ciudadanos.

Se trata de que “desaprendan conductas” como pedir algo llorando o hacer movimientos repetitivos que intervienen con la atención. “Tenemos que reducir conductas inapropiadas y aumentar conductas apropiadas”, dijo.

Apuntó que se ha hecho una industria de diagnosticar niños con déficit de atención o con trastorno de oposición desafiante a los que se recomienda medicar, lo que calificó como el camino fácil en el que no se les admite en las escuelas si el menor no se le administra algún medicamento.

“Si hay un problema neurológico la manera de corregirlo es enseñarle a que preste atención”, señaló. Foto Archivo