Después de años de probar con cortometrajes y tocar puertas, Celso García, egresado del ITESO, estrena su ópera prima en el FICG, La delgada línea amarilla, coproducida por Guillermo del Toro.

En México, los tiempos del cine corren a cadencias muy dispares a las de los sueños de sus realizadores.

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Celso García, guionista y director, ganó 27 galardones internacionales por su cortometraje La leche y el agua, y declaraba que estaba listo, con guion y todo, para comenzar el proceso de su ópera prima en el terreno del largometraje.

Era 2007. Casi ocho años después regresa con La delgada línea amarilla, un filme que se estrenará en la edición número 30 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (www.ficg.mx).

“Es largo el camino que un director de cine mexicano tiene que recorrer para poder concretar su ópera prima”, explicó en entrevista telefónica el egresado de Ciencias de la Comunicación del ITESO, quien tomó la llamada desde la puerta de entrada de los capitalinos Estudios Churubusco, donde tenía que afinar algunos detalles de audio.

“Es un camino difícil, un poco escabroso por lo complicado de levantar un proyecto de estas características, pero también reconfortante por ver en pantalla esa idea que concebiste hace tanto tiempo”.

En ese camino se han subido al barco (y bajado de él) varios interesados en el proyecto; en 2011 fue a la fundación L’Atelier del Festival de Cannes en búsqueda de financiamiento internacional; no pasó nada.

Hasta que llegó Guillermo del Toro. Y la productora Bertha Navarro. Y los actores Damián Alcázar, Joaquín Cosío y Silverio Palacios, además del joven Américo Hollander. Y el financiamiento enteramente mexicano, por parte del Imcine y el estímulo fiscal de Eficine, entre otras fuentes.

Con el sello Del Toro
De un tiempo para acá en la prensa y el mundo cinematográfico nacional, el nombre de Celso se suele mencionar en la misma oración que la del galardonado director tapatío (director de El laberinto del fauno, Titanes del Pacífico o Cronos). Celso lo ve con satisfacción, pero también como una responsabilidad al saber que todas estas personas confiaron en su historia. ¿Y qué historia es esa?

La delgada línea amarilla narra lo que viven cinco hombres que, sin conocerse, deben trabajar juntos para pintar la línea de una carretera en algún lugar del desierto de San Luís Potosí.

“El tema universal es la amistad, la familia, ese momento en el que nos damos cuenta de que olvidamos el camino que queremos seguir”, explica el realizador.
“De alguna forma quise reflejarlo en estos hombres que van pintando sobre la carretera una línea; ellos tenían objetivos, sueños, y este viaje les ayuda a retomar el camino que iniciaron en la vida. Hombres que ríen, que lloran, todos guiados por una línea amarilla”.

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A Del Toro lo conoció por un concurso de cortometrajes en 2002 en el que el director presidía el jurado. En aquel entonces, el cineasta contactó a Celso para decirle que le había encantado Su radito, el corto con el que participó. “Me dijo, ‘no te pierdas, quiero seguir viendo lo que haces’. Para mí eso fue increíble, muy inspirador”.

En 2004, Del Toro le externó su interés por apoyarlo en su primer largometraje, pero en ese momento Celso dijo no estar listo: no tenía ni guion y sintió que debía tener otro buen cortometraje antes.

Y entonces llegó La leche y el agua. Después de cosechar éxitos en 44 países le llamó para decirle que estaba listo.
Y “El Gordo” le cumplió. “Es el sueño de cualquier director de cine de México, tener el apoyo de Del Toro como productor. Él está ocupadísimo con muchos proyectos, pero siempre se da el tiempo de escucharte, ver cómo vas y en qué te puede apoyar”.

Nuevos planes a la vista
Celso ya visualiza su segundo largometraje, basado en la vida de Julia Pastrana, mexicana de principios de siglo con hipertricosis y conocida como la “Mujer Mono”. Además, con su empresa Mamut Cine se dedica a dirigir comerciales y a producir piezas audiovisuales, lo que le permite mantener el músculo de la dirección ejercitado.

“Es un placer contar pequeñas historias publicitarias para mantenerme y seguir aprendiendo. Disfruto mucho lo que hago. Espero que cada cineasta que quiera contar una historia la pueda contar, ya sea en cortometraje, en largo, en documental… En el formato y en el género que sea”. Foto cortesía Celso García