Para conmemorar los 200 años de la restauración jesuita después de que la orden fuera suprimida en 1773, el ensamble Ars Antiqua dio un paseo musical por antiguas obras de la Compañía de Jesús, acompañado por la Orquesta Martin Schmitd y el Coro de la Fundación José Cuervo, en la clausura de la décimo segunda edición del Festival Cultural Universitario del ITESO.

Miembros de la comunidad universitaria asistieron al concierto “El canto de la selva: música de las antiguas misiones jesuíticas del Amazonas”, la noche del 5 de noviembre en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ, velada que coincidió con el Día del ITESO.

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Ars Antiqua, la Orquesta Martin Schmitd y el Coro de la Fundación José Cuervo, interpretaron antiguas piezas de las misiones jesuitas en Sudamérica para clausurar el Festival Cultural Universitario del ITESO

El repertorio incluyó la canción en lengua canichana (de los indígenas de Moxos, en Bolivia) “Buenas noche” además de “Ignacio, amado padre”, aria de la ópera San Ignacio, la cual narra el momento en el que el padre Francisco Xavier debe despedirse de San Ignacio de Loyola, quien debe irse muy lejos a continuar con su misión jesuítica.

Otro momento relevante fue la ejecución de “Dulce Jesús mío”. Después de tocar una versión actualizada de la pieza, los músicos hicieron la comparación con una grabación donde se escuchan dos indígenas chiquitanos que fueron invitados por Ars Antiqua para registrar la versión tradicional de esta pieza; uno de los dos indígenas es el actual maestro de capilla de la misión Santa Ana de Velasco, en Bolivia.

“Durante 33 años, el grupo se ha mantenido fiel a la idea original: recrear la música mezclando la investigación con la imaginación creativa del intérprete actual; de esta manera, los cantos y danzas medievales y las melodías cortesanas del renacimiento nos envuelven a oyentes e intérpretes del Siglo XXI en atmósferas sonoras de otros tiempos”, comentó Eduardo Arámbula, director de Ars Antiqua. Texto Comunicación Social Foto Luis Ponciano

“Formar público es formar comunidad”

Para Iván Trujillo, director del Festival de Cine en Guadalajara (FICG), gestionar un festival, programar sus contenidos, sus invitados y garantizar su continuidad año tras año, “es una tarea esquizofrénica”. Este festival nació en 1986 como Muestra de Cine Mexicano, y hasta la fecha, más allá de su mutación hacia las cintas internacionales y el fortalecimiento de un mercado iberoamericano, su función es la de formar audiencias.

Festivales

En primer plano, Iván Truijillo, director del FICG; a su derecha están Alicia Escobar, directora de planeación del Festival Internacional Cervantino, Andrés Sánchez, promotor del Vive Latino, y Ruth Rangel, jefa del Centro de Promoción Cultural del ITESO

“Formar públicos en un festival es formar comunidad”, opinó Trujillo.

En el caso del Festival Internacional Cervantino, su extenso programa requiere unos tres años de anticipación, aseguró Alicia Escobar, su directora de planeación. “Si empezamos cuando termina el festival, ya vamos tarde”. El Cervantino inició su andar en 1972 con artistas de 14 países; este año llegaron de 40.

Andrés Sánchez, promotor musical del Vive Latino (oficialmente llamado Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino), coincidió en señalar el enorme desafío que implica mantener a flote un acontecimiento cultural masivo. Eset festival convocó en 2014 a casi 240 mil personas en sus cuatro días de actividades en el Foro Sol de la Ciudad de México.

“No solamente es pagar un boleto y ver a 50 bandas en un espacio, sino todo lo demás que implica: cine, con la inclusión del Festival Ambulante; libros, con la carpa de libros Chema Arriola; Vive Verde, un intento de hacer sustentable el festival; el (tianguis cultural) del Chopo y todo lo que hace del Vive Latino una experiencia irrepetible”.

Los tres especialistas charlaron el viernes 31 de octubre con miembros de la comunidad universitaria, dentro del Festival Cultural Universitario del ITESO.